Prehabilitación: así se consigue la “mejor versión del paciente” antes de los tratamientos y cirugías
Un ‘workshop’ de Educa-Med dirigido por el cirujano Carlos Cerdán muestra cómo el ejercicio físico y los programas de nutrición y terapia contribuyen al éxito de ciertos procedimientos médicos

¿Cómo garantizar que el paciente llegue en las mejores condiciones a las operaciones quirúrgicas o tratamientos? Para Carlos Cerdán, cirujano en el Hospital Universitario de la Princesa en Madrid, la clave está en prepararlo física y mentalmente a través de la prehabilitación, “un plan multidisciplinar que engloba programas de ejercicio físico y nutrición con terapias cognitivas y rectificación de hábitos tóxicos”.
Esta novedosa estrategia terapéutica será el tema central del primer ‘workshop’ de Prehabilitación para pacientes oncológicos, dirigido por el propio Cerdán y que Educa-Med tiene previsto celebrar de forma presencial y online durante el primer semestre de 2023.
Prehabilitar, explica Cerdán, es asegurarse de que los pacientes “lleguen lo mejor preparados posible al momento en que tienen que enfrentarse a los tratamientos que queremos que hagan, ya sean oncológicos, quirúrgicos o de otro tipo”. Las complicaciones más habituales, explica, pueden surgir debido a “las técnicas quirúrgicas y de anestesia, y también al estrés que se produce como respuesta fisiológica a una agresión como es la misma intervención”.

En el caso de los pacientes de cáncer, añade Cerdán, se unen además otros factores especiales: “Riesgo de desnutrición, posible atrofia muscular o fatiga. Todo esto hace tengan un altísimo riesgo de convertirse en dependientes y perder capacidad funcional”. De ahí la necesidad de lograr que los enfermos “lleguen a la mejor versión de sí mismos con la prehabilitación para poder afrontar con garantías los tratamientos”.
Dos de los aspectos fundamentales en estos programas son la nutrición y el ejercicio. “Ambos deben ir de la mano”, señala Cerdán. “En la mayoría de ocasiones, nuestros rehabilitadores nos exigen que haya una valoración nutricional previa para poder prescribir la actividad física, porque de lo contrario no saben a qué tipo de pacientes se están enfrentando”. A ello se suma “la modificación de hábitos perjudiciales para la calidad de vida como el tabaquismo y el control de la ansiedad y el estrés a través de terapias cognitivas y mindfulness”.
El concepto de prehabilitación “nos ha llevado a los cirujanos a cambiar de mentalidad y a pretender que nuestras listas de espera no sean sólo eso”, asegura Cerdán. “El paciente no está simplemente esperando a que le llamemos, sino que se prepara para lo que viene —el tratamiento o la intervención— y está intentando adquirir las condiciones adecuadas para que sea un éxito”.

Los beneficios, afirma, son múltiples: “Aumenta la capacidad física preoperatoria, reduce la pérdida de masa muscular, mejora el estado nutricional preoperatorio y la posterior recuperación funcional”. Durante el posoperatorio, además, “de darse complicaciones, la recuperación también va a ser mucho mejor y muchas veces fuera del nivel que consideramos de dependencia”.
“Siempre hay pacientes más vulnerables que otros”, apunta Cerdán. “En esos es donde más sentido tiene que apliquemos estos conceptos de prehabilitación”. Existen ya incluso estudios en los que, tras someterse a estos programas, “se está consiguiendo una mejora en cuanto al pronóstico a largo plazo de los pacientes. Son experiencias limitadas y conviene seguir investigando, pero desde luego ya es un tema que está sobre la mesa”, explica.
Por tanto, resume Cerdán, “la suma de una buena nutrición, rehabilitación y entrenamiento físico en un paciente con una motivación alta y un estado mental óptimo permitirá probablemente no sólo conseguir cierto grado de inmunomodulación, sino además mejorar su motivación y su adherencia a los tratamientos”.
Uno de los retos, afirma este cirujano, será el de ‘convencer’ a los gestores de que “aunque sea necesaria una mayor inversión inicial a largo plazo, está demostrado que estas medidas contribuyen a reducir los gastos”.
Debe quedar claro, concluye Cerdán, que la prehabilitación “no puede ser responsabilidad de uno solo y debe partir de un equipo multidisciplinar. Creo que tenemos que confeccionar nuestros programas a medida de los recursos con los que contamos y monitorizar para saber lo que estamos aportando. Siempre pensando en los pacientes y teniendo en cuenta que detrás hay grandes beneficios”.