Ana Frank García: “Debemos lanzar un mensaje sobre la importancia de la salud cerebral”
Ana Frank, jefe de Servicio de Neurología del Hospital Universitario La Paz (Madrid), aborda en esta entrevista cómo ha evolucionado la atención clínica a los enfermos de alzhéimer y cuáles son los principales desafíos.
Ana Frank García, jefe de Servicio de Neurología del Hospital Universitario La Paz
El avance en el tratamiento de la enfermedad de alzhéimer con el desarrollo de los fármacos monoclonales Lecanemab y Donanemab abre una puerta de esperanza para estos pacientes. Sin embargo, es necesario seguir dando pasos en el enfoque asistencial, ofreciendo herramientas de diagnóstico a la atención primaria y lanzar un mensaje de prevención en materia de salud cerebral.
Educanews.- ¿Cómo ha evolucionado el tratamiento del alzhéimer en los últimos años?
Ana Frank García.- El alzhéimer es una enfermedad que acapara la atención de la comunidad médica desde la última década del siglo pasado. Durante los últimos 20 ó 25 años se está luchando por conseguir algún fármaco que realmente detenga la evolución de la enfermedad o, por lo menos, la ralentice lo suficiente como para que se convierta en una dolencia llevadera. Y esto, lamentablemente, todavía no es una realidad.
La aprobación de los anticuerpos monoclonales, Lecanemab y Donanemab por parte de la Agencia del Medicamento norteamericana –FDA-, pero no en Europa por la EMEA, quizá no sea suficiente como para introducir un cambio verdaderamente drástico en su evolución.
En los últimos años se ha abierto el espectro de posibles mecanismos etiopatogénicos de la enfermedad. Se ha hecho hincapié en la hiperfosforilación de la proteína Tau y se están considerando otros mecanismos más allá de la proteína amiloide, como, por ejemplo, la regulación del colesterol, el sistema reticuloendotelial, mecanismos inflamatorios, etc.
Desde el punto de vista de la atención al paciente, ¿se visualiza ese cambio? ¿Hay más recursos? ¿Hay más planes en marcha para estar preparados para el futuro?
Los recursos asistenciales han mejorado, pero no son suficientes. Si se aprobaran los dos fármacos de los que hemos hablado sería una buena noticia: obligaría a adaptar y reorganizar los recursos y circuitos asistenciales.
Se hizo un estudio en los hospitales de la Comunidad de Madrid para analizar la demora que existe en atender a un paciente que solicita una visita al especialista en neurología a través de su médico de atención primaria. El promedio que salió fue de un año. Y si realmente existiera un tratamiento que pudiera modificar la enfermedad, un año es mucho tiempo. Con la entrada de los nuevos fármacos sería primordial poder reducir esa espera para ser atendidos.
¿Cómo reaccionan ahora ante el diagnóstico de la enfermedad tanto los pacientes como sus familiares?
En los últimos 20 años se ha evolucionado, se ha avanzado mucho. Antes era como una maldición, se quería ocultar o disimular. Gracias a la información que existe hoy en día es una enfermedad más normalizada, más aceptada tanto por el paciente como por su entorno, familias…, aunque, sin duda, su evolución y curso clínico son progresivos.
La sobrecarga del cuidador principal sigue estando presente, una grandísima sobrecarga personal, social y familiar. Este es un aspecto en el que se está trabajando desde las asociaciones de pacientes y familiares.
Las asociaciones tienen un papel muy importante, ofreciendo un soporte a los familiares que muchas veces excede la capacidad de las redes asistenciales institucionales. Cabe valorar si existe una coordinación adecuada entre éstas y los servicios asistenciales. En mi opinión todavía existen puntos de mejora, porque esa es la tendencia natural. En cualquier caso, es una flecha de doble dirección.
¿Y qué información y recomendaciones recibe el paciente en el momento del diagnóstico?
Nunca se oculta, pero siempre se deja un margen de incertidumbre porque el diagnóstico puede representar un duro golpe y se trata de una enfermedad progresiva. Se determinan si las probabilidades son altas, medias o bajas, se asesora al paciente sobre cómo enfocar su vida y se resuelven todas las dudas que surgen.
Hay que hacer mucho hincapié en que la salud se debe cuidar, no solo por un determinado fármaco anti-alzhéimer, sino mediante tratamientos para controlar los factores de riesgo vascular.
También ponemos en contacto al enfermo con asociaciones y, muy importante, si hay estudios o ensayos clínicos en marcha, se ofrece la participación. En la medida de lo posible dejamos abierta una puerta de esperanza y al optimismo dentro de la gravedad.
Hablemos de prevención. Sabemos que la predisposición genética está detrás de algunos diagnósticos, pero el porcentaje es muy bajo. ¿Cuáles son los factores de riesgo sobre los que sí podemos actuar?
Los relacionados con la educación para la salud. Y aquí entran en juego los factores de riesgo vascular, que son ya conocidos: la hipertensión arterial, la diabetes, el hipercolesterolemia, la dislipemia, los hábitos tóxicos como el tabaquismo e incluso el sedentarismo. Por lo tanto, existe la prevención del alzhéimer, aunque sea una enfermedad neurodegenerativa cuya etiología última sigue siendo desconocida.
¿Cómo se gestiona la atención temprana en la enfermedad del Alzheimer?
La población ya está muy sensibilizada y acude a la consulta de atención primaria cuando detecta una pérdida subjetiva de memoria, que luego suele tener origen en otras causas. En general, en las grandes ciudades se debe al estrés cotidiano de una vida ajetreada, a dificultades para prestar atención y fijar las cosas o se origina por cuadros depresivos.
La respuesta de la atención primaria suele ser bastante rápida a pesar de la sobrecarga asistencial que soporta este colectivo, pero debemos dotar a los profesionales de herramientas sencillas que les ayuden a discriminar qué pacientes deben derivarse al neurólogo. En este sentido, creo que la Inteligencia Artificial puede ser clave y contribuiría a que no se produzcan las demoras cuando queremos acceder al especialista.
La salud mental tiene un protagonismo creciente en nuestra sociedad. Sin embargo, la salud cerebral sigue siendo una gran olvidada…
Sí, debemos lanzar un mensaje sobre la importancia de la salud cerebral. Una de las funciones del cerebro es la actividad mental, pero también tiene otras como dormir bien, la cognición, el movimiento o el equilibrio. El cerebro es un órgano polifacético, de ahí su relevancia.
Por este motivo, me gustaría aprovechar este foro para lanzar un mensaje ambicioso y abogar por el conjunto de la salud cerebral. Y este mensaje debe calar en la sociedad, pero también en los profesionales sanitarios.