El síndrome CRHM: entender la conexión entre corazón, riñón e hígado para cambiar la práctica clínica

Mesa 2 del Simposio Formativo “El Futuro de la Obesidad y del Síndrome Cardio-Reno-Hepato-Metabólico”

La Mesa 2 del Simposio Formativo “El Futuro de la Obesidad y del Síndrome Cardio-Reno-Hepato-Metabólico (CRHM)” se centró en los fundamentos clínico-fisiopatológicos de un concepto que está transformando la manera de entender las enfermedades crónicas: el síndrome CRHM. Moderada por el Dr. Carlos I. Ponte Negretti, reunió a tres expertos de referencia —el Dr. Jesús Casado (Hospital Universitario de Getafe), la Dra. Pilar Mazón (Hospital Clínico Universitario de Santiago de Compostela) y el Dr. Borja Quiroga (Hospital Universitario de La Princesa, Madrid)— en un diálogo riguroso, dinámico y muy ilustrativo, articulado en torno a un caso clínico real.


La fisiopatología compartida: un origen común en la adiposidad y la inflamación

El Dr. Jesús Casado abrió la sesión recordando que el síndrome CRHM no es la suma de enfermedades aisladas, sino la expresión de una fisiopatología compartida.
La adiposidad visceral y la esteatosis hepática son, según explicó, los puntos de partida de una cascada de alteraciones metabólicas y hormonales que conectan entre sí los tres grandes órganos diana: corazón, riñón e hígado.

Casado destacó cómo la inflamación crónica de bajo grado, el estrés oxidativo y la activación neurohormonal actúan como un “hilo invisible” que entrelaza las disfunciones de cada sistema. “No podemos seguir tratando la obesidad, la diabetes o la insuficiencia cardíaca como entidades separadas —afirmó—; son manifestaciones de un mismo proceso sistémico que requiere una mirada integrada”.
Las interacciones hepato-cardiovasculares, la congestión hepática, la toxicidad urémica o la vasodilatación esplácnica fueron ejemplos de cómo el daño orgánico deja de ser local para convertirse en un fenómeno interdependiente.


De la lesión subclínica a la enfermedad manifiesta: el continuum clínico

La Dra. Pilar Mazón tomó el relevo describiendo la historia natural y el espectro clínico del síndrome CRHM.
Apoyándose en la revisión de Ndumele et al. (Circulation, 2023) y en los trabajos del grupo del Dr. González-Juanatey, Mazón subrayó la existencia de un continuum cardio-renal-metabólico en el que los factores de riesgo —obesidad, dislipemia, hipertensión, diabetes o sedentarismo— marcan el inicio de un proceso progresivo de daño orgánico subclínico, que puede culminar en enfermedad cardiovascular, renal o hepática avanzada.

“Cada fase del síndrome es una oportunidad para intervenir”, señaló, insistiendo en la importancia de detectar los signos precoces de disfunción multiorgánica antes de que se manifieste la clínica.
La evolución hacia modelos de atención integrados, como el concepto CARDIAL-MS (Cardio-Renal-Diabetes-Liver-Metabolic Syndrome), ejemplifica esta nueva forma de pensar la medicina: un enfoque multisistémico y coordinado que rompe las barreras tradicionales entre especialidades.


La valoración global: del riesgo metabólico al riesgo clínico

El Dr. Borja Quiroga completó la mesa presentando una propuesta de estratificación por estadios para la valoración global del síndrome CRHM.
Basándose en las guías de Circulation 2023, explicó un modelo en cinco niveles de riesgo, desde el estadio 0 (sujetos sin factores de riesgo) hasta el estadio 4, correspondiente a pacientes con enfermedad cardiovascular clínica y fallo renal asociado.

Cada estadio incorpora herramientas de cribado y monitorización progresivamente más complejas: IMC, perímetro de cintura, HbA1c, FGe, FIB-4, CAC score, y biomarcadores como la troponina, el BNP o la proteína C reactiva.
“El futuro de la prevención —apuntó Quiroga— no está en añadir más fármacos, sino en identificar precozmente a quién debemos intervenir y cómo modular su riesgo global”.


Del concepto a la práctica: un caso clínico integrador

Para anclar las ideas teóricas en la realidad clínica, la mesa se articuló en torno a un caso práctico: una mujer de 68 años, con diabetes tipo 2, hipertensión, dislipemia y sobrepeso, que acude a consulta por control cardiovascular.
La exploración y las pruebas analíticas mostraban una paciente en riesgo cardiovascular muy alto según las guías europeas, con un filtrado glomerular de 52 ml/min, microalbuminuria leve, transaminasas elevadas y FIB-4 intermedio.
El análisis conjunto de los ponentes ilustró cómo, bajo el prisma del síndrome CRHM, esta paciente no representa una suma de diagnósticos, sino un ejemplo de enfermedad sistémica interconectada, donde la intervención coordinada entre especialistas es esencial.


Conclusión: una nueva mirada sobre las enfermedades crónicas

La Mesa 2 del Simposio puso de manifiesto que el síndrome CRHM no es solo un marco conceptual, sino una necesidad clínica urgente.
Requiere integrar especialidades, compartir información y redefinir la prevención desde una perspectiva global.

Como señaló uno de los ponentes, “solo cuando comprendamos que el corazón, el riñón y el hígado hablan el mismo lenguaje patológico podremos cambiar el curso de las enfermedades metabólicas”.

El Simposio Formativo “El Futuro de la Obesidad y del Síndrome Cardio-Reno-Hepato-Metabólico” es una iniciativa de la Fundación FIDYS, desarrollada a través de su plataforma Educa-med, que impulsa la formación médica independiente y multidisciplinar.
Cada mesa del programa contribuye a consolidar un nuevo paradigma de conocimiento clínico: comprender para anticipar, integrar para tratar, y formar para transformar.

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