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Éxito del II Simposio de Ejercicio y Cáncer + Alimentación al reunir a más de 150 asistentes en vivo y 1.900 online para seguir las ponencias

La iniciativa de Educa-Med congrega a algunos de los mayores especialistas para examinar la evidencia científica sobre los beneficios que aporta la actividad física a los pacientes oncológicos
Video reportaje de Europa Press sobre el II Simposio de Ejercicio y Cáncer + Alimentación

“El reto de los oncólogos es recetar ejercicio”, aseguró la doctora Blanca Herrero durante su intervención en el II Simposio de Ejercicio y Cáncer + Alimentación organizado por Educa-Med. Y ese “reto” fue el tema central de toda una jornada en la que especialistas de distintos campos, desde la oncología hasta la nutrición o la fisioterapia, analizaron las potenciales ventajas del ejercicio y de una dieta equilibrada para los pacientes de cáncer.

Y ese “reto” fue el tema central de una jornada multidisciplinar celebrada el 12 de noviembre de 2012 en la sede de la Universidad Europea en Alcobendas (Madrid). Por ella pasaron especialistas de distintos campos, desde la oncología hasta la nutrición, la farmacia hospitalaria, la enfermería, la fisioterapia, entrenadores personales y pacientes para analizar las potenciales ventajas del ejercicio y de una dieta equilibrada en los pacientes de cáncer.

Que el encuentro fue un rotundo éxito es algo que los datos demuestran: para ver a los 23 ponentes más de 150 personas acudieron de manera presencial al campus de la Universidad Europea de Alcobendas. Pero además otras 1.900 se conectaron online desde países como Perú, México, Colombia, Argentina, Estados Unidos, Uruguay, Ecuador, Chile o Australia, entre otros.

A lo largo del día, el simposio abordó el impacto real de la actividad física y un estilo de vida saludable en la evolución de la enfermedad. Los principales especialistas en oncología, farmacia, fisioterapia y nutrición, así como representantes de asociaciones de pacientes, también debatieron sobre el papel de las instituciones y las políticas de salud. Uno de los objetivos capitales del simposio es seguir concienciando sobre el impacto del deporte y la alimentación, una evidencia que no está adecuadamente difundida dentro de la comunidad médica.

Video reportaje de la agencia Efe sobre el II Simposio de Ejercicio y Cáncer + Alimentación.

Los contenidos se estructuraron en cuatro módulos que arrancaron con las ponencias de los especialistas y concluyeron con mesas redondas en las que los participantes intercambiaron opiniones y experiencias y respondieron las preguntas y comentarios planteados desde el público. Y si hubo un mensaje común entre casi todos los expertos que tomaron la palabra fue el de que el ejercicio y la nutrición ejercen una indudable influencia positiva en la evolución de los pacientes de cáncer y que es vital destinar recursos para la formación e investigación en este campo.

“Una persona inactiva no es una persona sana”, señaló Alejandro Lucía, catedrático de Fisiología en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Europea. Las cifras lo demuestran: “Los pacientes activos tienen un 23% menos de riesgo de muerte por cáncer. [Los] programas [de actividad física] deben ser para toda la vida”, expuso Soraya Casla, especialista en ejercicio físico oncológico.

Además, como recordó Jonatan Ruiz Ruiz, profesor en la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Granada, “existen relaciones causales entre la falta de actividad y el cáncer de mama, que podría evitarse hasta en un 50% si las personas fuesen físicamente activas”.

“La inactividad es enfermedad”, recalcó posteriormente Mario Redondo, especialista en el papel del ejercicio físico en el cáncer. Siguiendo el hilo iniciado por Jonatan Ruiz, expuso además lo necesario que resulta “entrenar la fuerza, porque las pacientes de cáncer de mama metastásico con menor masa muscular tienen más riesgo de muerte”.

Video noticia de la agencia Efe sobre el II Simposio de Ejercicio y Cáncer + Alimentación.

Por su parte, Helios Pareja Galeano describió la “triada tóxica del cáncer”, compuesta por la inactividad, el sobrepeso y la baja condición física, y citó la evidencia que sitúa a la obesidad como factor determinante en hasta nueve tipos de cáncer, entre ellos los de mama y páncreas. “En España hay un 24% de obesidad en mayores de 15 años”, aseveró.

El problema afecta también a los más pequeños, como apuntó Luis Madero, jefe de servicio de oncohematología del Hospital Infantil Niño Jesús y del Hospital Universitario Quirón Pozuelo. “La condición física del niño con cáncer es un círculo vicioso: cuanta más enfermedad, menos actividad y cuanta menos actividad, peor calidad de vida”, dijo.

En ese sentido, el presidente del Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana, Juan José Tirado, lamentó que en España “no existe una cultura de prevención del cáncer”. A su juicio, “sin una política pública que respalde las opiniones de los profesionales y ponga la salud del paciente por encima de todo, no conseguiremos nada”.

Imagen del Simposio durante una de las ponencias.

Para que consoliden los programas de ejercicio como una alternativa real es fundamental “un cambio de conducta entre los profesionales y los pacientes”, aseguró la doctora Ana Ruiz Casado, oncóloga médica en el Hospital Universitario Puerta de Hierro de Majadahonda. Y es que a veces, apuntó Alejandro Lucía, los médicos “le tenemos demasiado miedo a la actividad física intensa”, pero “no se puede meter al paciente en una urna de cristal”, como afirmó de manera bastante gráfica Javier de Castro, director del Simposio y jefe de sección de oncología médica en el Hospital Universitario La Paz.

“Muchos pacientes no se mantienen activos”, dijo Blanca Herrero López, oncóloga médica en el Hospital General Universitario Gregorio Marañón. “Ello se debe a factores relacionados con el propio paciente y con el oncólogo. Nuestra formación es muy escasa en este campo, y quizá debería haber empezado durante los estudios universitarios”.

Algo en lo que hubo consenso fue en que la recomendación de practicar ejercicio a los pacientes debe partir idealmente del propio oncólogo. Así lo señaló la doctora Ana Ruiz Casado, quien recordó que los enfermos “valoran que los profesionales les demos un mensaje coherente y hagamos seguimiento de la adherencia a las recomendaciones”.

“Aunque haya dolor, hay que intentar que el paciente se mueva”, afirmó María Alonso Dueñas, coordinadora del Programa de Ejercicio Físico en Oncología en el Grupo GEICAM, quien enumeró como beneficios de la actividad física “la mejora de la depresión, la ansiedad y el ‘chemo brain’, la recuperación funcional y física, la prevención de la cardiotoxicidad y el aumento de la tasa de finalización de la quimioterapia”.

Imagen de una de las mesas redondas del II Simposio de Ejercicio y Cáncer+ Alimentación.

Asimismo, Álvaro Pinto, oncólogo médico del Hospital Universitario La Paz, describió cómo el ejercicio “mejora la calidad de vida de los pacientes de cáncer de próstata en largo recorrido de supresión hormonal” y que cada vez cuentan con una mayor supervivencia.

Para Ana López Martín, jefa de Sección de Oncología Médica en el Hospital Universitario Severo Ochoa de Madrid, “hay que diferenciar la actividad física de los programas de ejercicio físico con un plan y una estructura. Nosotros recomendamos ambos”.
Respecto a la dieta, Margarita Feyjóo, jefa de oncología del Hospital Sanitas La Moraleja de Madrid, explicó que los requerimientos de los pacientes oncológicos “son similares a los de las personas sanas”. El programa alimentario debe estar “adaptado a cada persona y a la toxicidad de los tratamientos” e incluir “carbohidratos y grasas de calidad”.

Entre los alimentos que hay que evitar, añadió Angélica Larrad, nutricionista del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, figuran carnes procesadas como el salmón ahumado o las anchoas, los zumos de cualquier tipo, la comida ultra procesada y las bebidas alcohólicas.
En el último tramo del simposio se escucharon también las voces de pacientes de cáncer como Pilar de Hoyos, para quien el ejercicio se convirtió en una tabla de salvación durante la enfermedad. “El deporte fue lo que más me ayudó. Para mí, no hacer deporte es como morir”, aseguró durante su intervención. Es una lección que puede servir para muchos otros que igual que ella se han enfrentado o se enfrentarán a la enfermedad porque, como señaló el profesor Jonatan Ruiz Ruiz, “nunca es tarde para empezar. Un cambio positivo siempre induce un efecto positivo”.

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