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“Los ciclos de formación de Educa-Med son cómodos y variados y ayudan a los profesionales a no encasillarse”

Las enfermeras Lola Guillén y Mercedes Serradilla ofrecen el próximo 22 de marzo una sesión clínica centrada en la atención integral al paciente con enfermedad renal crónica
Las enfermeras Lola Guillén y Mercedes Serradilla.

Una de las patologías que requieren atención especial en cualquier nivel asistencial es la enfermedad renal crónica. Las enfermeras Lola Guillén y Mercedes Serradilla, que acumulan una amplia experiencia en unidades de diálisis, ofrecen este martes 22 de marzo en Educa-Med una sesión clínica gratuita en la que esbozarán las necesidades de estos pacientes con el objetivo de que cualquier profesional pueda facilitarles el tratamiento integral que precisan.

¿Cuál va a ser en líneas generales el tema de la charla?

LOLA GUILLÉN: Cuando nos propusieron realizar esta sesión se nos ocurrió que podíamos acercar al paciente con enfermedad renal crónica, el que se encuentra en hemodiálisis, al resto de profesionales sanitarios. Porque cuando estos pacientes acuden a otros servicios fuera de la unidad de diálisis, por ejemplo al ingresar en el hospital por otra patología o al ir al centro de salud a realizar una analítica, muchas veces nos comentan que perciben un cierto desconocimiento sobre su condición. Y es que la hemodiálisis es un mundo muy concreto y obviamente nadie, por muy buen profesional que sea, puede dominar a la perfección todos los ámbitos. Hace un año, cuando dejé de trabajar en hemodiálisis, pasé por varios servicios de la sanidad pública y también constaté que mis compañeras tenían a veces dudas con los pacientes renales. Por eso Mercedes y yo pensamos que era un buen tema para la charla y que ayudaría a compañeros de otras unidades que en algún momento pueden tener que tratar a un enfermo renal a proporcionarles una buena atención.

¿Cómo definirían la labor de una enfermera en nefrología? ¿Qué perfil debe tener?

MERCEDES SERRADILLA: El paciente con enfermedad renal crónica es especial. Precisamente por ser ‘crónica’ y por haberla sufrido durante años sabe mucho acerca de su enfermedad. La atención que se le proporciona es muy integrada y no se limita sólo a la enfermería, abarca también aspectos sociales, de nutrición, etc. Pero aunque tienen su nutricionista y su psicólogo una o dos veces al mes, la enfermera es quien le ve regularmente y conoce al paciente como si fuera su familia. Se trata de estar con él y atenderle, pero además darle mucho apoyo en todos los ámbitos.

¿Creen que se valora lo suficiente la labor de las enfermeras en esta especialidad?

L. G.: Realmente no, porque el trabajo que hacemos en las unidades de diálisis que funcionan como satélites del hospital, en los centros concertados que contrata la Conselleria para dar servicio a todos los pacientes, es —como ha dicho Mercedes— una atención muy integral. Al no estar físicamente en los hospitales nos tienen sólo a nosotros y todas las dudas que les surgen al cabo del día somos nosotros quienes se las vamos a resolver. La labor que hacemos allí es exactamente igual a la que se realiza en los hospitales con una diferencia: el ratio, el número de pacientes por enfermera que se exige, es mucho mayor y por tanto la carga de trabajo es mucho más grande. Aun así no se nos valora: Una enfermera que entra en un centro de diálisis y al cabo de unos años decide cambiar y probar otros campos se encuentra con que no puede salir porque no tiene puntos para entrar en una bolsa de trabajo. Pensamos que es una discriminación muy importante con respecto a las compañeras que realizan su labor en un hospital respaldadas por muchos más profesionales y con una carga de trabajo inferior a la nuestra.

M. S.: Y ahí empezó la lucha para lograr los 0.3 puntos por mes trabajado en diálisis. Los centros concertados existen en toda España y cada vez hay menos pacientes en las unidades de los hospitales. Todos tienen sus centros periféricos y estamos conectados por lo que se refiere a medicación, analíticas, etc… Eso se solía valorar con un 0.10 hasta que en 2004 alguien en una mesa decidió eliminarlo. En la Comunidad Valenciana nos pusimos en marcha y acudimos al juzgado para reclamar el 0.3 porque los pacientes de diálisis de los centros periféricos son pacientes públicos del sistema de salud a quien, por circunstancias, no se le atiende en el hospital. Pero él no paga y obtiene las analíticas y la medicación de su hospital de referencia. Ahora en primera instancia se nos ha concedido ese 0.3 pero la Conselleria lo ha recurrido y estamos a la espera de lo que decida el TSJ.

Además, otra lucha es que se reconozca como especialidad.

M.S.: Eso es muy importante. Lola lleva ya 27 años trabajando como enfermera en nefrología y yo otros 30.

L. G.: Es una promesa sindical de hace una década, si recuerdo bien. Al final siempre salen con que es una especialidad quirúrgica y ahí entramos todos, pero no estoy de acuerdo con esa generalización. Yo soy una enfermera de hemodiálisis, creo que con bastante formación, pero si mañana me metiesen en un quirófano, o si pusiesen a alguien de quirúrgico en mi unidad, no daríamos pie con bola.

¿Ha aumentado el porcentaje de población está afectado por enfermedades renales crónicas?

L. G.: Efectivamente, cada vez hay más pacientes de este tipo pero la mayor prevalencia no se debe sólo a que haya aumentado su número sino a que también se les trata durante más tiempo. Hasta hace unos años, si el paciente renal era de edad joven o mediana y no tenía más patologías asociadas no entraba en programa de diálisis. Ahora todo el paciente que lo necesite entra en programa, aunque tenga ochenta o noventa años. Nosotras hemos atendido a pacientes octogenarios oncológicos o con patología renal terminal y se les incorpora a la diálisis. A eso se añade que la edad media del paciente es cada vez mayor y es más probable que sufras un fracaso renal si vives hasta los noventa años.

M. S.: Y en parte también se debe a la evolución del propio tratamiento de diálisis que hemos vivido. Hay una diferencia enorme entre lo que se hacía treinta años atrás y lo que tenemos ahora. Entonces pasábamos sesiones de diálisis con vómitos y calambres, incluso a veces paradas.

L. G.:  Algo que se ha comentado entre los profesionales en las unidades es que tal vez nos hayamos ido en ocasiones al otro extremo. Hemos visto perfiles de pacientes que claramente ya no eran candidatos para entrar en programa. Hay un momento en que se debe dejar a la persona con una dignidad final y no caer en el encarnizamiento terapéutico, que es algo de lo que no se quiere hablar mucho. Son personas por las que ya no se puede hacer nada y por el simple hecho de no negarles el tratamiento —ya que en caso de baja función renal eso significa pocos días de vida— se les mete en programa.

¿Cuál ha sido para ustedes la ‘herencia’ de la pandemia? ¿Cómo les ha afectado y de qué manera ha cambiado su forma de enfrentarse cada día al trabajo?

M. S.: Seguimos haciendo el triaje antes de entrar en sala y continúan apareciendo algunos casos. A nosotros nos ha afectado también bastante y hemos trabajado muy duro durante la pandemia porque, en 2020, todo paciente renal que salía positivo y no requería UCI quedaba a cargo de los centros periféricos. Han hecho diálisis y tuvimos que habilitar una sala especial, zonas de aislamiento…

L. G.: En plena pandemia había pleno empleo del profesional sanitario. Todos hemos tenido compañeros que enfermaron y si en general se notó la falta de personal, en el caso de los centros concertados —que contaban con condiciones menos ‘optimas’— todos los profesionales que podían elegir optaban por no acudir a trabajar a un lugar con peores condiciones. La consecuencia es que se doblaron turnos, se hizo una cantidad desorbitada de horas, se abrieron turnos de noche para tener el mayor aislamiento posible… Todo con el mismo personal.

M. S.: Y como pasó en los hospitales, nosotros tampoco teníamos equipos de protección al principio. Era una locura.

¿Piensan que la formación online es una alternativa viable para los profesionales sanitarios?

M. S: Resulta muy cómodo porque siempre andas mal de tiempo y esto es algo que puedes conectarte y ver en casa tranquilamente porque además queda grabado. Es una alternativa muy buena y útil para todos los profesionales.

L. G.: Este ciclo de formación que lleva a cabo Educa-Med me parece fenomenal porque es cómodo y muy variado. El profesional, cuando pasa mucho tiempo en un servicio, necesita refrescar y ver otras cosas, porque si no te encasillas demasiado. Cuanto más especializada estés, mejor puedes atender al paciente… pero cuando llevas 30 años en la misma especialidad, estos ciclos formativos son como una ventana al mundo exterior para ver otras cosas y comprobar cómo han evolucionado desde que las estudiaste o desde que pasaste por el servicio. M. S.: La formación es muy importante. No te puedes anclar o hacerte cómodo en el servicio en el que estés.

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