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Ricardo de la Vega: “Si los médicos colaboran con profesionales de las ciencias de la actividad física pueden mejorar los procesos diagnósticos y prescriptivos”

El experto en psicología deportiva preside el comité organizador del Congreso Internacional de la Asociación de Ciencias del Deporte que se celebra del 21 al 23 de junio en la Universidad Autónoma de Madrid
El doctor Ricardo de la Vega Marcos, experto en psicología deportiva.

ÁNGEL SALGUERO

El doctor Ricardo de la Vega Marcos es experto en psicología deportiva y profesor titular en la Universidad Autónoma de Madrid. Preside además el comité organizador del XII Congreso Internacional de la Asociación Española de Ciencias del Deporte que tendrá lugar en Madrid entre el 21 y el 23 de junio. En esta entrevista con EDUCA-NEWS repasa los objetivos de este gran evento y aborda los beneficios terapéuticos de la práctica deportiva y la actividad física.

PREGUNTA.— Este próximo junio se celebra el XII Congreso Internacional de la Asociación Española de Ciencias del Deporte, que usted preside. ¿Cuáles son los objetivos principales que se han marcado con este evento?

RESPUESTA.— Este Congreso tiene seis grandes apartados. Hay un área vinculada a entrenamiento, rendimiento deportivo, educación física, salud y deporte. Después, la parte de discapacidad y actividad física, que es otra de las cuestiones que ahora mismo se está moviendo más en Ciencias del Deporte. Asimismo hemos incorporado las nuevas tecnologías y e-sports y, también, un último apartado área sobre deporte y mujer. El Congreso busca abarcar todo el contexto de las ciencias de la actividad física y del deporte y contamos con un plantel de conferenciantes y mesas de expertos muy potente.

P.— ¿Quiénes son los principales destinatarios de este Congreso? ¿A quién se dirige?

R.— Se trata de un congreso científico, así que abrimos las puertas a todo tipo de doctorando, programa de postgrado y grados en cualquier contexto vinculado a la formación en ciencias del deporte. El abanico es muy amplio: la parte de educación física va a implicar a todos los centros académicos escolares; la de rendimiento toca toda la parte vinculada a entrenamiento deportivo; la de salud y deporte es de interés para los profesionales sanitarios, ya que hay datos científicos que refrendan la importancia capital que tiene la actividad física en la modulación de una serie de elementos. Sabemos que la salud y la actividad física tienen una cantidad de vínculos impresionantes y nuestro nicho objetivo es enorme: Desde gente simplemente interesada en el papel de la actividad física en su área, hasta los científicos más importantes, porque se van a exponer en el Congreso todas las últimas novedades en investigación y en trabajo en cada una de estas áreas.

P.— ¿Cómo definiría las líneas fundamentales de actuación de la Asociación Española de Ciencias del Deporte?

R.— Lo que intenta es agrupar todas las sensibilidades en el contexto de la formación y los grados en ciencias de la actividad física del deporte. Quiere ser un núcleo vincular de todas las facultades en las que impartimos el grado de Ciencias del Deporte, incluso también de todas las asociaciones o colegios profesionales también vinculados a la actividad física y el deporte. En nuestro contexto a nivel nacional está el COLEF que es el Colegio de Licenciados en Física y luego cada autonomía tiene la suya. La asociación lo que intenta es potenciar todo lo que tiene que ver con la difusión, los programas de establecimiento y las líneas de conexión entre las diferentes áreas de las Ciencias del Deporte.

P.— El ejercicio puede ser una ayuda importante en el tratamiento y recuperación de pacientes de cáncer o de enfermedades cardiovasculares. ¿Cuáles cree que son los principales beneficios que obtienen estos pacientes, tanto físicos como psicológicos?

R.— Según lo que hoy en día vamos conociendo, existen diferentes niveles de respuesta a los beneficios de la actividad física. En nuestro organismo hay una parte que podríamos llamar más de tipo psicológico, o de respuesta cognitiva: La percepción que tenemos nosotros mismos sobre nuestro estado de salud para afrontar una enfermedad bien concreta. Usted mencionaba el cáncer, pero qué grandísima cantidad de diferentes enfermedades puede haber y de etiologías diferentes. Sabemos muy bien que la tendencia idiosincrática, es decir, personal de cada uno para vivir esa enfermedad también marca un porcentaje del resultado en la adaptación que tiene el paciente a su situación. Nosotros siempre ubicamos la respuesta adaptativa y eso tiene que ver, por supuesto, con la parte organísmica, con la parte biológica de nuestro organismo, pero tiene una relación también cognitiva con la respuesta emocional, incluso conductual, del paciente, en aspectos que no sólo implican que yo asumo que tengo una enfermedad, sino el modo de afrontar esa enfermedad, que es algo que hoy en día preocupa a todos los profesionales. No solo el diagnóstico precoz, sino cómo conseguir que los pacientes se adapten del mejor modo posible al tratamiento. Y en ese sentido sabemos que la actividad permite modular desde los procesos cognitivos, mi autoeficacia y la apreciación de mí mismo cuando afronto algo, porque me siento más capaz, más competente, con más vigor y energía, hasta otros factores que resultan fundamentales porque son los más primitivos: los procesos emocionales, límbicos, que están en la regulación de cómo afronto esa enfermedad. La realidad es muy dinámica, multicausal, y también ese es un aspecto que creo que es importante: el dinamismo con el que evoluciona la enfermedad, de forma que no nos podemos conformar con modelos muy estáticos donde evaluemos a un paciente en un momento concreto.

P.— ¿Deberían recetar más ejercicio los médicos y coordinarse con los preparadores físicos y fisioterapeutas?

R.— Tengo una gran experiencia en la parte de deporte de rendimiento y he trabajado con Clarence Seedorf, una persona a la que aprecio mucho. Él siempre dice que el trabajo no es multidisciplinar, sino interdisciplinar. Debemos ser capaces de integrar cada una de las áreas y para hacer eso necesitamos un conocimiento amplio de las aportaciones que pueden hacer los diferentes profesionales. Una vez que los conocimientos en cada área van siendo cada vez más elevados, es importante que vayamos permitiendo un nivel de interdisciplinariedad que posibilite integrar todo ese conocimiento en un mismo corpus. El médico sabe lo que sabe, pero en colaboración con un buen profesional de las ciencias de la actividad física, con grandes rehabilitadores y fisioterapeutas va a poder optimizar su proceso diagnóstico y prescriptivo. El médico no tiene por qué poseer un conocimiento profundo: tiene unas bases, pero en sinergia con otros profesionales va a poder optimizar muchos recursos. Creo que debemos intentar cambiar un modelo muy basado en la farmacología, que indudablemente es esencial, a otro basado en la potenciación de las cualidades, en los recursos humanos que tenemos a disposición, que son infinitos. Creo que en España podemos presumir de una formación a máximo nivel.

P.— ¿Qué sería lo mínimo que puede hacer una persona para comenzar a llevar una vida más activa?

R.— Lo que tiene que suceder para que alguien haga algo es ver que ese objetivo que se plantea es realista y puede alcanzarse. Los propios médicos suelen decir con frecuencia que hay que empezar por caminar, viendo de lo que uno es capaz. En Ciencias de la Actividad sabemos muy bien que la prescripción del ejercicio tiene que ver con el proceso de evaluación previo. Cada paciente tiene un punto de partida: no es igual hablar de una persona con cierto nivel de obesidad y sedentarismo que de un deportista que por desgracia tiene que afrontar un proceso oncológico, cuyas fases van a van a provocarle ciertas respuestas adaptativas o desadaptativas. Por eso es tan importante individualizar el proceso. Si tuviera que dar algún consejo, sería empezar desde lo más sencillo. Un segundo objetivo que funciona muy bien desde la psicología social es poder hacerlo con otros, acompañado. Y una cosa que es muy evidente, aunque a veces se nos olvide: después de la actividad tenemos que darnos un pequeño refuerzo, haciendo algo que no resulte agradable.

P.— ¿Qué lecciones podemos aprender de los grandes deportistas para aplicar en nuestra práctica diaria?

R.— Para que uno llegue a desarrollar su talento como deportista de elite necesita una serie de características a nivel cognitivo: procesos sobre cómo percibe el reto, el desafío, la dificultad, etc. Sabemos que el ser humano, como consecuencia de miles de años de evolución, puede adaptarse a casi cualquier contexto y esa parte cognitiva, la que ayuda al deportista a saber cómo afrontar desde una lesión a un contexto de suplencia o a quedar descalificado, resulta fundamental. Podemos aprender también el nivel de respuesta emocional, la tolerancia a la frustración o a la adversidad. Y cómo además, debemos ser capaces de evitar el lado fácil, que es el inmediato y puede resultar reforzante, pero que, por otro lado, nos va a alejar de los objetivos que buscamos a medio y largo plazo. Las cosas realmente importantes en la vida cuestan esfuerzo y esto el deportista de competición lo sabe muy bien. También entra la parte motivacional y la de creación de equipos. El deportista de elite sabe que por sí mismo poco puede hacer. Suele decirse que no existe el deporte individual como tal, porque siempre se trabaja con un pequeño grupo de deportistas, y yo creo que esa idea de potenciarse unos a otros es otra cuestión muy interesante.

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