Blanca Herrero: “Eventos de divulgación como el Simposio de Ejercicio y Cáncer son fundamentales para generar curiosidad científica”
Hay que tener presentes los nuevos tratamientos y la investigación para que todos los pacientes se beneficien de la actividad física, asegura la oncóloga médica que será una de las ponentes el 28 de octubre en el III Simposio de Ejercicio & Cáncer + Alimentación
ÁNGEL SALGUERO
Cada vez se habla más de los beneficios del ejercicio y la alimentación equilibrada para los pacientes de cáncer, pero los médicos aún “necesitan formación” en este campo. Así lo asegura a Educa-News Blanca Herrero López, oncóloga médica en el Hospital Gregorio Marañón de Madrid, que será una de las ponentes en el III Simposio de Ejercicio & Cáncer + Alimentación que prepara Educa-Med para el próximo 28 de octubre.
PREGUNTA.— ¿Qué piensa de esta iniciativa? ¿Cree que se trata ya del foro de referencia en este tema?
RESPUESTA.— Sí, definitivamente. Las dos ediciones anteriores tuvieron mucho éxito, particularmente la última, que logró sumar nuevos ponentes y sobre todo muchísimas inscripciones, no solo de profesionales sanitarios, sino también de la población general y de pacientes oncológicos que por supuesto están muy interesados en tener una participación activa en el tratamiento de su enfermedad.
P.— ¿Por qué es importante celebrar un simposio de estas características? ¿Queda trabajo por hacer para que médicos y pacientes se conciencien de la importancia del ejercicio y la vida sana?
R.— Sobre todo queda trabajo por hacer en formarnos los médicos. Aunque creo que es verdad que cada vez somos más los que estamos intentando auto formarnos, también deberíamos tener un trabajo multidisciplinar con profesionales de la actividad física. No sólo en el mundo puramente sanitario, como son los fisioterapeutas o los médicos rehabilitadores, sino también en campos externos como los especialistas en ejercicio físico y los profesionales INEF, que deberían participar en estas actividades y, sobre todo, ayudar a que nos formemos, porque en realidad muchas veces hay cosas que ellos saben y nosotros no y al revés. Pienso que es un trabajo que debemos hacer de forma coordinada entre todos nosotros.
P.— ¿Qué piensa del panel de expertos y del programa?
R.— Este año es algo diferente respecto a la edición anterior. Me gusta que haya una parte puramente médica de inicio aunque sirva sólo de introducción, porque al fin y al cabo no es la temática central del simposio. Pero sí que es verdad que creo que hay que tener presentes los nuevos tratamientos y la investigación en oncología para que podamos también implementar la actividad física y la nutrición adecuada en todos nuestros pacientes. Así no nos limitaremos sólo a la práctica clínica habitual, a aquellos tratados con quimioterapia, sino que también incluiremos a los pacientes actuales con tratamientos más novedosos e que incluso forman parte de ensayos clínicos.
P.— Aprovechando el título de la que será su ponencia, ¿cree que cabe el optimismo ante el estado actual del tratamiento del cáncer?
R.— Claro que sí. Aunque creo que va a ser muy difícil resumir algo así, pienso que es importante ponernos en contexto, porque con frecuencia los estudios de que disponemos hasta ahora, además de ser de poca calidad y escasos en relación con la actividad física y el cáncer, estaban hechos en pacientes tratados con terapias tradicionales. Respecto a las novedades más recientes, como los tratamientos diana, la inmunoterapia y otro tipo de medicamentos, en este campo todavía tenemos un conocimiento aún inferior y es necesario poner en perspectiva la situación actual, que no es la que había hace 20 años.
P.— ¿Cuál ha sido su experiencia dentro del grupo de trabajo de Ejercicio y Cáncer de SEOM?
R.— Estamos creando —no sin dificultades, la verdad— un nuevo documento para intentar establecer unas directrices de cómo derivar a nuestros pacientes para una adecuada valoración física y darles unas pautas de ejercicio. Y es difícil porque agrupar a los pacientes oncológicos para ofrecer recomendaciones que no sean individualizadas uno a uno, porque es prácticamente imposible, sino que sean en grupos de pacientes, está resultando complicado. Creo que va a ser un documento de consenso que puede ayudarnos a los oncólogos pero que también puede, y debe, llegar a la población general para que pidan consejo y recomendaciones a sus propios médicos.
P.— ¿Piensa que la investigación en este campo está dando frutos en España?
R.— Se están viendo frutos, pero no son rápidos. Es complicado porque no se trata de un campo que en el que sea fácil encontrar financiación. La investigación en nuestro país encuentra múltiples trabas, pero una de las fundamentales es la económica. Al fin y al cabo en este caso no hay un fármaco detrás y no existe un interés económico muy particular. Aunque debería haberlo, porque es una cuestión de interés global y público.
P.— ¿Cómo ve el futuro? ¿Cree que habrá nueva evidencia científica que facilitará que se asiente el ejercicio como una terapia más?
R.— Sí, lo creo. Eventos de divulgación de alta calidad como este son fundamentales en este sentido, sólo por generar una curiosidad científica en los asistentes y por hacernos querer seguir investigando. Pero va a necesitar muchísimo trabajo y tiempo. La cuestión del ejercicio cada vez está más en boga y quizá nos llevará tiempo, pero creo que vamos a conseguir evidencia de calidad en este sentido y poco a poco ir sembrando ese granito de arena para para generar cada vez estudios más grandes y de mayor calidad.
P.— ¿Resulta complicado ‘convencer’ a los pacientes para hacer ejercicio?
R.— Yo me dedico al cáncer de mama y nuestras pacientes están cada vez más dispuestas a hacer ejercicio. Soy joven y llevo poco tiempo dedicada a esto, pero en los últimos años he visto un gran cambio en la actitud de las pacientes en este sentido. Pero aunque sea así y de inicio vengan predispuestas a hacer ejercicio y les puedas convencer incluso para empezarlo, otra dificultad añadida es mantener la adherencia. No sólo por cómo se encuentran en relación con su propia enfermedad, sino porque hay otros factores que pueden influir en no mantenerla: el apoyo familiar, la localización o tener un buen sitio donde dirigirse para hacerlo. A veces resulta complicado.
P.— ¿Le parece que los oncólogos y los preparadores físicos deberían tener una colaboración más estrecha?
R.— Por supuesto, pero no sólo ellos. Tiene que ser algo muchísimo más amplio: Necesitamos involucrar a los rehabilitadores, a los oncólogos radioterápicos y a otros especialistas que puedan estar tratando a estos pacientes, incluidos los psicooncólogos. Al final ellos también nos pueden ayudar a mantener esa adherencia, porque los oncólogos tenemos la limitación del tiempo en la consulta y no nos podemos estar dedicando a investigar cuáles son las causas de la no adherencia. Es vital.