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Blanca Herrero: “Hay datos claros sobre las ventajas del ejercicio en la prevención y la tolerancia a tratamientos en ciertos tumores”

La oncóloga médica del Hospital Gregorio Marañón de Madrid es una de las participantes del II Simposio de Ejercicio + Cáncer & Alimentación de Educa-Med y en colaboración con Bristol Myers Squibb.
Blanca Herrero López, oncóloga médica del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid

El sistema sanitario debe “esforzarse” para establecer programas de ejercicio dedicados a los enfermos y supervivientes de cáncer. Así lo expresa en esta entrevista Blanca Herrero López, oncóloga médica del Hospital General Universitario Gregorio Marañón de Madrid y una de las participantes del II Simposio de Ejercicio + Cáncer & Alimentación de Educa-Med , en colaboración con Bristol Myers Squibb y que tendrá lugar el 12 de noviembre. La inscripción online a este evento es gratuita.

PREGUNTA.— ¿Cómo valora esta iniciativa de Educa-Med? ¿Cree que puede contribuir a formar a más profesionales médicos sobre los beneficios del ejercicio?

RESPUESTA.— Aunque ahora parezca que esté muy en boga, es una temática sobre la que existen pocos datos, y los que tenemos son muy imprecisos en cuanto a las medidas, al tipo de ejercicio o a la cantidad. Al final, entre que los médicos estamos poco formados en este contexto —ya que la información escasea al resultar difícil generar evidencia de calidad— y que además, desgraciadamente, no tenemos mucho tiempo en la Sanidad Pública para atender a nuestros pacientes, es un plano que acaba siendo poco atendido. Aunque evidentemente tiene mucha relevancia y cada vez hay más interés. De hecho, hace poco he estado en un congreso de estudiantes de medicina y la mesa redonda de ejercicio cáncer tuvo un llenazo absoluto.

P.— ¿En qué punto han comenzado los médicos a valorar el ejercicio como una herramienta más al servicio de los enfermos y supervivientes del cáncer?

R.— Es verdad que el deterioro de la salud global de la población en general se ha debido en parte a hábitos de vida no saludables. Nuestro servicio sanitario es público y hay que sostenerlo económicamente, y por ese motivo nos conviene que la población tenga un estilo de vida lo más saludable posible. Ello favorecerá una mejor adherencia y tolerancia a los tratamientos y nos permitirá hacer nuestro trabajo mucho mejor. Por no hablar de que ellos se sentirán también mucho mejor.

P.— ¿Qué tipos de cáncer pueden beneficiarse más de un régimen de ejercicio?

R.— La evidencia científica es imprecisa. Sobre el cáncer de pulmón, por ejemplo, no hay muchos datos, y estos son pacientes que tienen incluso limitaciones físicas para llevar a cabo ejercicio de forma regular. No es igual para todos y no conocemos exactamente el alcance de los beneficios en todos los pacientes, pero tenemos unos datos claros sobre las ventajas en lo que se refiere a la prevención, a la mejor tolerancia a los tratamientos y en larga supervivencia sobre todo de tumores de mama y colorrectales.

P.— ¿Puede tener el ejercicio también un efecto ‘psicológico’ sobre el paciente?

R.— Por supuesto. Fisiológicamente se liberan las famosas endorfinas, que no dejan de ser favorecedoras de un buen estado de ánimo. Además entras en un círculo virtuoso en el que esas hormonas mejoran el estado de ánimo, y ello conduce a querer convertir en rutina la práctica del ejercicio y así continuar encontrándose mejor, física y psicológicamente.

P.— ¿La actividad física es útil también para aquellos que ya han superado la enfermedad?

R.— Afortunadamente ahora tenemos no sólo largos supervivientes libres de cáncer, sino también largos supervivientes con enfermedad activa que están en tratamiento durante muchísimos años e incluso llegan a fallecer por otras razones. Estos pacientes se benefician del ejercicio físico tanto o más que la población general.

P.— ¿Resulta difícil motivar a estos pacientes?

R.— Cada vez es menos difícil. Ahora existen más tipos diferentes de prácticas deportivas, incluso hay centros especializados en ejercicio oncológico con profesionales dedicados estrictamente en esto. Y ello nos sirve de apoyo. Pero como hasta ahora no se le ha otorgado la suficiente importancia, enganchar a estos pacientes en una práctica de buena salud física ha sido complicado, aunque cada vez menos. Y el hecho de que sea el médico el que se lo transmita es clave. Desgraciadamente, quizá es ahí donde pecamos porque no tenemos el tiempo suficiente para insistir en algo que es tan crucial.

P.— ¿Existen datos sobre qué porcentaje de enfermos de cáncer llega a realizar estos programas de ejercicio?

R.— Se ha publicado recientemente una encuesta con miles de pacientes oncológicos de la Sociedad Americana de Oncología Clínica en la que sólo un 48% de esos pacientes realizaban ejercicio, y la mitad lo hacían mal, poco o de forma deficiente. También se decía que aquellos con los que su médico discutía estas buenas prácticas de ejercicio o de hábitos de vida saludable, nutrición y bajada de peso, eran los que más tendían a cambiar sus hábitos de vida. Y vuelvo a insistir en el problema del tiempo que tenemos en nuestro país.

P.— ¿Es necesario que la actividad física sea ‘intensa’ para producir beneficios?

R.— Sobre todo existen datos y recomendaciones sobre actividades aeróbicas, aunque también sobre ejercicio de fuerza y no de alta intensidad, pero sí al menos moderada. Lo que nosotros recomendamos, que es caminar, generalmente no es suficiente. Debería ser 75 minutos a la semana de actividad entre moderada e intensa, o 150 de actividad moderada o leve. No es fácil.

P.— Estas prácticas necesitan un enfoque multidisciplinar. ¿Es algo que se esté llevando a cabo sobre el terreno?

R.— El problema es que no hay un programa establecido de hábitos de vida saludables, que debería ser muy global, supervisado por profesionales del ejercicio físico —que los hay, incluso dedicados al ejercicio físico oncológico—, nutricionistas, psicooncólogos… No es algo sencillo pero probablemente sería lo que más favorecería la adherencia de nuestros pacientes al ejercicio regular.

P.— ¿Cómo han implantado otros países programas de este tipo?

R.— Canadá tiene programas más establecidos, pero también su sistema sanitario es diferente. Para nosotros, crear esto probablemente resulte más complejo pero pienso que debemos esforzarnos para llevar a cabo algo, si no igual, al menos similar y de la mayor calidad que se pueda.

P.— Este evento se va a poder ver de manera gratuita a través de la plataforma de Educa-Med y en colaboración con Bristol Myers Squibb. ¿Le parece que la formación continua online es una opción de futuro para los profesionales médicos?

R.— Creo que ayuda mucho, aunque debe complementarse con la formación presencial, porque ahí es donde surgen las relaciones sociales entre compañeros y nacen ideas para realizar programas multidisciplinares, estudios, etc. Facilita que la gente tenga acceso, porque si se celebra un congreso importante mientras estoy de vacaciones puedo conectarme, ver las ponencias que me interesen y disponer de la información en primer plano, algo que antes era impensable.

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