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María José Juan Fita: “El curso de cáncer renal y de vejiga permite aprender de las opiniones de los demás y escuchar otras perspectivas”

La oncóloga médica en el Instituto Valenciano de Oncología es una de las ponentes en esta jornada que se podrá ver en formato online y presencial el próximo 10 de junio
Maria Jose Juan Fita
María José Juan Fita, oncóloga médica del Instituto Valenciano de Oncología (IVO).

El futuro de la lucha contra los cánceres de riñón y vejiga está en el trabajo en equipo. Así lo afirma María José Juan Fita, oncóloga Médica del Instituto Valenciano de Oncología (IVO) y una de las ponentes del curso de especialización en esos dos tumores que se celebrará en formato online y presencial el próximo 10 de junio.

PREGUNTA.— ¿Qué le parece el programa del curso? ¿Piensa que es un repaso completo de estas especialidades?

RESPUESTA.— Creo que es un programa muy completo y los ponentes tienen un nivel altísimo. Y lo más importante, el pilar fundamental, es que es completamente multidisciplinar.

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P.— ¿Por qué son importantes para ustedes como profesionales médicos este tipo de cursos? ¿Qué es lo principal que les aporta?

R.— La clave es poder aprender a partir de las opiniones de los demás. Independientemente de tus propias ideas, escuchar la perspectiva de otra persona te hace ir más allá y considerar aspectos nuevos. También aprecio la oportunidad de aprender sobre aspectos que se nos escapan a los oncólogos: todo lo referente al cáncer superficial o localizado, por ejemplo, que los urólogos presentan en los comités, en el que no estamos aún especializados y necesitamos formarnos.

P.— Su ponencia gira en torno a los anticuerpos conjugados. ¿Cuáles serán las líneas generales de su argumentación?

R.— Lo que voy a intentar transmitir es que por fin tenemos ya fármacos tras progresión a líneas previas como la quimioterapia o inmunoterapia comparados en un estudio randomizado fase 3 prospectivo con evidencia de aumento de supervivencia global contra una alternativa activa. Es muy positivo porque nos va a empujar a investigar y aprender mucho sobre si todos los pacientes se van a beneficiar por igual de los tratamientos. Creo que es una cuestión en la que vamos a profundizar en gran medida en los próximos años, y más con la llegada de competidores para el fármaco Enfortumab como el Sacituzumab y otros más que están en camino.

P.— ¿Este tipo de tratamientos resultan inocuos?

R.— No es que estén exentos de efectos secundarios, pero no supondrán un problema porque aprenderemos a manejarlos como hemos hecho con todos los fármacos que han ido surgiendo. Es una línea más de tratamiento, una nueva opción terapéutica, y por ese motivo es bienvenida. Por otra parte, aunque estos tratamientos empiezan en escenarios tardíos, ya hay estudios que intentan ir aplicándolos cada vez en etapas más iniciales. De hecho estamos esperando los resultados del EV302, que compara la efectividad de Enfortumab y Pembrolizumab frente a la quimioterapia en cáncer urotelial avanzado o metastásico. Creo que la clave es que los tumores uroteliales, hasta hace no mucho, tenía alternativas limitadas en fármacos y ahora se está empezando a abrir un abanico muy importante tanto para la investigación como para la aplicabilidad clínica y terapéutica, con beneficios en la supervivencia global para nuestros pacientes.

P.— ¿Se ha percibido entonces una mejora en la supervivencia, que es algo en lo que coinciden otros participantes en el curso?

R.— Efectivamente. Antes si le ofrecías al paciente un esquema con carboplatino-gemcitabina sabías que la esperanza de vida esperada oscilaba entre nueve y doce meses. Con cisplatino-gemcitabina, la mediana podía alcanzar los quince meses y con las líneas sucesivas ya puedes recurrir al Avelumab de mantenimiento ( en nuestro medio en tumores PDL1+) que la eleva a más de veinte meses. Con los anticuerpos conjugados hemos objetivado un incremento de supervivencia global con respecto a quimioterapia tras esquemas de platino e inmunoterapia, con diferencias de medianas de supervivencia global de 4 meses. Quizá alguien piense que es poco, pero en realidad es mucho, sobre todo teniendo en cuenta lo pretratados que estaban estos pacientes, incluyendo además importante tasa de respuesta con control sobre el dolor que en caso del estudio EV301 alcanza el 40%. Todo lo que sea abrir nuevas puertas y alternativas terapéuticas está beneficiando al paciente y, al mismo tiempo, también a nosotros.

P.— ¿Dónde ve el futuro de los tratamientos para este tipo de cánceres? ¿De qué se podría hablar en la próxima edición del curso?

R.— Creo que podríamos hablar ya de si tiene sentido o no secuenciar dos anticuerpos conjugados, que es algo que ahora no sabemos, y seleccionar respondedores en función de la expresión de determinados marcadores, como la Nectina-4 o el Trop-2, máxime cuando ya sabemos que varía en función del tumor primario frente a la metástasis. Respecto a lo que está por venir, aún no hemos definido qué secuencia puede ser la óptima. Con lo que tenemos a nuestra disposición hoy en día no hay dudas sobre cómo utilizarlo, pero todo lo que va a aparecer variará sin duda nuestra secuencia terapéutica, más aún cuando estos fármacos van a ir adelantándose en las líneas de tratamiento. Por todo ello, creo que el año que viene habrá muchas cuestiones nuevas que comentar.

P.— Otro de los aspectos que subraya este curso es la multidisciplinariedad. ¿Este tipo de tumores reclaman que las distintas especialidades trabajen de manera conjunta?

R.— Pienso que es fundamental trabajar en equipo, teniendo como único foco los pacientes que entran cada día por tu puerta o los que se discuten en el comité. La multidisciplinariedad nos enriquece en la visión de la enfermedad y en nuestra propia perspectiva personal. Quizá sea un tópico, pero hay una frase que dice que si quieres ir rápido ve solo, pero si quieres llegar lejos ve en equipo. Y es que el futuro está en el trabajo en equipo, porque nos necesitamos.

P.— ¿Cree que el formato online es una alternativa ya consolidada para la formación continua de los profesionales médicos?

R.— Si el presupuesto lo permite, siempre se deberían dar las dos opciones. Combinar presencial y online es importante porque nos da la oportunidad de recuperar eventos que de otra forma nos perderíamos.

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