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Óscar Buisán: «Es la primera vez que un congreso de cáncer de próstata ofrece una visión integral de todos los tratamientos»

El urólogo del Hospital de Bellvitge es uno de los moderadores del congreso ‘Giro 360º al Cáncer de Próstata’ que se celebra el 18 de noviembre en formato online y presencial
Oscar Buisan.EducaMed
Óscar Buisán Rueda, urólogo en el Hospital Universitario de Bellvitge.

ÁNGEL SALGUERO

No se trata sólo de alargar la vida de los pacientes de cáncer de próstata, asegura a Educa-News Óscar Buisán Rueda, urólogo del Hospital Universitario de Bellvitge, «sino de hacerlo con la mayor calidad de vida posible». Ese será uno de los puntos centrales el próximo 18 de noviembre en el congreso ‘Giro 360 al cáncer de próstata’, una jornada multidisciplinar en la que este y muchos otros especialistas repasarán todos los ángulos de la enfermedad y sus tratamientos.

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PREGUNTA.— ¿Le parece un avance el hecho de que este congreso presente un enfoque integral del cáncer de próstata, reuniendo a profesionales de diferentes especialidades?

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RESPUESTA.— Como especialista que me dedico al tratamiento del cáncer de próstata, pienso que es la primera vez que en un congreso se hace un abordaje no sólo de los tratamientos oncológicos y de la efectividad de los mismos en el cáncer de próstata, sino que también se ofrece una visión integral de todo aquello que rodea al paciente con cáncer de próstata: los tratamientos que estamos administrando, la calidad de vida del paciente, los efectos secundarios derivados de las cirugías y de los tratamientos con intención curativa y cómo ayudar al paciente a sobrellevar estos los efectos secundarios y a mejorar toda la afectación de la calidad de vida que suponen estos tratamientos. Me parece revolucionario en este sentido.

P.— ¿Cuáles son a su juicio los puntos más importantes que deberían tratarse durante la jornada?

R.— Lo que no debería faltar es recalcar a los especialistas actuales que tratamos pacientes de cáncer de próstata que debemos preocuparnos no sólo de la curación de la enfermedad —que lógicamente debe ser nuestro eje principal— y de alargar la vida de estos pacientes, sino que además debemos alargarla con la mejor calidad de vida posible. Y eso va a pasar por insistir en que estudiemos, determinemos y analicemos todos aquellos efectos secundarios que estamos provocando y los tratemos e intentemos optimizar al paciente para que su calidad de vida se conserve lo más posible.

P.— ¿Se le da la suficiente importancia a aspectos como la forma física o la nutrición, incluso el estado psicológico de los pacientes?

R.— Yo creo que en la actualidad no. Normalmente, por la presión asistencial a la cual nos sometemos, nos dedicamos la mayoría del tiempo delante del paciente a analizar su supervivencia. Vemos si el cáncer está curado o si está en progresión con aquellas pruebas y tratamientos que te van a permitir alargar los años de vida del paciente, pero desgraciadamente no dedicamos el tiempo necesario a insistir en cambiar esos hábitos de vida por otros más saludables. Pienso que el ejercicio físico y el estado psicológico de nuestros pacientes puede ser más importante que ciertas alteraciones que podemos ver en el cáncer de próstata. Es lo que impacta más en su calidad de vida, sus hábitos nutricionales y su estado físico y psicológico.

P.— ¿Suelen reclamar un papel activo los pacientes durante el proceso de la enfermedad?

R.— Hay varias preguntas que suelen hacer los pacientes, sobre todo si comiendo algo o cambiando los hábitos dietéticos pueden hacer que la enfermedad vaya mejor. Y lo que sucede es que hay un gran desconocimiento por nuestra parte, porque no nos hemos formado tanto en el aspecto de cambiar los hábitos dietéticos de un paciente, y quizá no insistimos lo suficiente. Sí que le recomendamos que tenga unos hábitos más saludables y que practique el ejercicio físico, pero muchas veces desconocemos la evidencia que hay detrás de esto. Por ello es tan importante una reunión así, en la que contemos con especialistas de diferentes ámbitos que nos muestren la evidencia de cómo los ajustes en la nutrición y la actividad física de los pacientes mejoran su estado de salud y alargan su supervivencia. Creo que va a ser un foro en el que los oncólogos, médicos, terapeutas y urólogos que asistamos vamos a aprender mucho en ese sentido.

P.— ¿Cuál ha sido el avance de las investigaciones en comparación con el cáncer de mama?

R.— En los últimos años, los tratamientos para el cáncer de próstata han experimentado un avance importante. Hemos conseguido alargar los años de vida de los pacientes, incluso en enfermedad metastásica, sobre todo a expensas de hacer lo que hoy en día se llama intensificación de tratamientos, es decir, combinar diferentes tratamientos para lograr mejores resultados a largo plazo. Pero no tenemos que olvidar que esa intensificación también va a conllevar un impacto en la calidad de vida del paciente y, sobre todo, un sumatorio de efectos secundarios de los diferentes tratamientos que estamos que estamos administrando. Las terapias hormonales provocan que el paciente esté más cansado, tenga menos ganas de hacer cosas y cambie su estado antropométrico. Son enfermos con menor masa muscular y más carga de grasa, y todo ello va a conllevar a largo plazo un empeoramiento desde el punto de vista cardiovascular y una pérdida en movilidad. Con el cáncer de mama llevamos muchos años luchando, principalmente a través  de asociaciones de pacientes y por la propia iniciativa de la mujer, que —al revés que el hombre— se preocupa mucho más de su estado físico. En el cáncer de próstata no estamos en el mismo punto y creo que debemos aprender del trabajo que se ha hecho en el de mama para podernos sumar en el mismo sentido y ofrecer unas recomendaciones similares.

P.— ¿El uso de biomarcadores y terapias dirigidas puede suponer una revolución?

R.— Las terapias dirigidas ya son una revolución y hace tiempo que lo son. Probablemente no todos los pacientes deban recibir el mismo tratamiento, sino que habrá diferentes tipos de cáncer de próstata que se beneficien de uno u otro procedimiento. Por tanto, si podemos hacer una terapia dirigida, eso va a conseguir que minimicemos seguramente también los efectos secundarios y los secundarismos. Los tratamientos actuales son mucho más seguros que los tratamientos clásicos con quimioterapia, que en determinadas fases de la enfermedad era lo único que podíamos ofrecer. Hoy en día disponemos de muchas otras armas terapéuticas que no son tratamientos quimioterapia y que han demostrado efectividad con un perfil de seguridad y de toxicidad muy inferior.

P.— ¿Piensa que hace falta concienciar todavía a los hombres para que se hagan las revisiones? ¿Cree que existe un estigma?

R.— Desde luego, yo creo que culturalmente la mujer está mucho más concienciada con el cáncer de mama e incluso previamente, desde más joven, en el screening del cáncer de cuello uterino. En el hombre, por el contrario, no está interiorizada la necesidad de hacerse un screening del cáncer de próstata. Hoy en día ya hay trabajos con muchísimos pacientes incluidos, sobre todo el estudio europeo, que han demostrado el beneficio en cuanto a mortalidad de realizar un screening en cáncer de mama. Entre aquellos pacientes que se realizaban un screening precoz mediante una analítica en que se determine un marcador como el PSA se ha demostrado que al cabo de los años se reducía la mortalidad. Por eso yo creo que debe ser un mensaje que difundamos a la sociedad y que las autoridades sanitarias también lo favorezcan, para que todo hombre por encima, como mínimo de los 50 años, se realice este screening.

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