María Alonso Dueñas: “La actividad física diaria podría evitar cerca del 14% de los nuevos casos de cáncer de mama”
En el ámbito de la oncología, el ejercicio físico se ha convertido en un pilar fundamental en el tratamiento y la recuperación de pacientes con cáncer de mama. Desde su fundación en 1995, el Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama ha liderado la investigación en esta área, promoviendo la integración del ejercicio en el cuidado oncológico. Nos lo cuenta en esta entrevista la coordinadora del Programa de Ejercicio Físico en Oncología de GEICAM, María Alonso Dueñas; ponente invitada del IV Simposio de Ejercicio & Cáncer + Alimentación, impulsado por Educa-Med y la Fundación Fidys, que se celebrará el 22 de noviembre.
¿Cuál es el origen del Programa de Ejercicio Físico en Oncología en GEICAM y qué objetivos persigue?
Fundado en 1995, el Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama es una organización sin ánimo de lucro que lidera la investigación académica sobre el cáncer de mama en España. Ha realizado más de 160 estudios en los que han participado más de 67.000 mujeres y hombres, y actualmente está formado por cerca de 1.000 expertos (diferentes especialistas implicados en el abordaje del cáncer de mama) e investigadores de más de 200 hospitales españoles y centros de investigación. Su misión es promover la investigación clínica, epidemiológica y traslacional independiente en oncología, con un enfoque multidisciplinario y bajo criterios de calidad, para mejorar los resultados en salud, así como la prevención, la educación médica y la difusión del conocimiento sobre esta enfermedad a los pacientes y a la sociedad en general.
Desde aproximadamente el año 2005, el número de estudios y, por lo tanto, el conocimiento sobre los beneficios del ejercicio físico ha ido en aumento. Así lo avalan distintas guías nacionales e internacionales [SEOM (Sociedad Española de Oncología Médica), ACSM (American College of Sports Medicine), WCRF (World Cancer Research Fundation), ACS (American Cancer Society)], que destacan que la práctica de ejercicio físico es segura y efectiva en pacientes con cáncer. Gracias a ello, los oncólogos han conocido la importancia de que los pacientes sean y estén físicamente activos durante todo el proceso de la enfermedad.
Por ello, en 2016, GEICAM creó el Programa de Ejercicio Físico en Oncología con el objetivo de liderar la investigación sobre los beneficios del ejercicio y entender su impacto en la evolución de la enfermedad, tanto en la prevención como durante los distintos tratamientos, así como en los resultados en salud a largo plazo, como la supervivencia libre de enfermedad y la supervivencia global. Otro aspecto importante es generar una red de especialistas formados en la materia y divulgar sus ventajas a los pacientes y a la sociedad en general.
¿Qué beneficios específicos ha observado en las pacientes con cáncer de mama que participan en programas de ejercicio físico?
El ejercicio físico actúa de manera integral tanto durante como después de los tratamientos. Tiene numerosos beneficios frente a la ansiedad y la depresión, que son aspectos emocionales que afectan de manera especial a los pacientes oncológicos, al igual que ocurre con la fatiga provocada por los tratamientos. También sabemos que mejora la calidad de vida de los pacientes, así como su capacidad funcional física y su fuerza muscular.
Por otro lado, numerosos estudios han observado que el ejercicio físico, al modificar la composición corporal de los pacientes con cáncer de mama —reduciendo la masa grasa y aumentando la masa muscular—, puede evitar enfermedades metabólicas como la diabetes, la obesidad sarcopénica o el síndrome metabólico, además de reducir el riesgo de recaída. En este caso, el ejercicio aumenta las proteínas que transportan hormonas sexuales circulantes en sangre, disminuyendo así los niveles de estrógenos que estimulan el cáncer de mama con receptores hormonales positivos, y por tanto, reduce nuestra exposición a ellos.
Es importante destacar también que, gracias a la investigación, sabemos que el ejercicio no aumenta el riesgo ni exacerba los síntomas del linfedema, siempre que, por supuesto, se entrene de manera supervisada por un especialista en la materia y con un manejo progresivo del peso a movilizar.
Una de las principales aportaciones de GEICAM en el terreno de la investigación es el estudio epidemiológico EpiGEICAM. Háblenos de este estudio.
En el año 2006 se puso en marcha el estudio EpiGEICAM de casos y controles, cuyo objetivo fue investigar el papel de los factores reproductivos y el estilo de vida (incluyendo la cantidad de actividad física realizada), así como el tipo de dieta y el consumo de alcohol, en el desarrollo del cáncer de mama en España. En el estudio participaron 1.017 mujeres recientemente diagnosticadas con este tipo de cáncer y 1.017 mujeres sin la enfermedad. Tras analizar los datos recogidos en dicho estudio, pudimos concluir que el ejercicio físico reduce el riesgo de desarrollar cáncer de mama. De hecho, la actividad física diaria podría evitar cerca del 14% de los nuevos casos de cáncer de mama, y se observó que el riesgo de las mujeres españolas con un estilo de vida sedentario de padecer cáncer de mama es hasta un 71% mayor al de aquellas que cumplen las recomendaciones internacionales.
Este estudio, gracias a los subanálisis que se siguen realizando, está aportando datos y publicaciones muy interesantes en cuanto a la relación entre el estilo de vida y el efecto protector frente al cáncer de mama.
¿Cómo se determina el tipo de ejercicio más adecuado para cada paciente durante su tratamiento oncológico y qué barreras suelen enfrentar las pacientes para incorporar el ejercicio físico en su rutina durante el tratamiento?
Lo más importante es la individualización del entrenamiento. El ejercicio debe estar basado en las características del paciente, su experiencia y las patologías previas al diagnóstico. Es fundamental conocer los tratamientos a los que se ha sometido y a los que se someterá para tener en cuenta los posibles efectos secundarios asociados, así como evaluar su condición física para poder adaptar el entrenamiento a los objetivos específicos que se quieran mejorar (función física, capacidad cardiovascular, cambios en la composición corporal, etc.).
Teniendo en cuenta todos estos aspectos, se debe plantear un entrenamiento que combine ejercicios de fuerza con ejercicios cardiovasculares, sin olvidar los de flexibilidad y movilidad articular. En muchas ocasiones, estos últimos no reciben la importancia que merecen, a pesar de ser clave para mejorar los rangos de movimiento articular y mantener una postura corporal correcta.
En cuanto a las barreras a las que se enfrentan los pacientes al incorporar el ejercicio físico en su rutina durante el tratamiento, considero que uno de los factores más importantes es la posibilidad de acceder a un profesional especializado en la materia cerca de su lugar de residencia. Lamentablemente, aunque es una demanda cada vez mayor entre los pacientes con cáncer, aún faltan más educadores físico-deportivos especializados en el entrenamiento del paciente oncológico para cubrir esta necesidad creciente. Por suerte, desde distintas universidades se han empezado a ofertar especializaciones en este campo, lo que permitirá que haya cada vez más profesionales capacitados para guiar, entrenar y asesorar a los pacientes durante todo el proceso.
Por otro lado, nosotros, los profesionales, también debemos entender las circunstancias de una persona que está atravesando este proceso y que, probablemente, es la primera vez que realiza ejercicio físico de manera sostenida en el tiempo. Debemos comprender e identificar cómo lograr que el paciente se adhiera al tiempo mínimo necesario para que el ejercicio tenga un efecto sobre los objetivos que hayamos marcado, y que, además, pueda ver su evolución y motivarse.
Cada vez hay más evidencias que constatan que la realización de actividad física promueve la prevención primaria y en algunos cánceres, disminuye la recurrencia del cáncer. ¿Cómo cree que puede lograrse una mayor concienciación entre la población sobre los beneficios del deporte?
Creo que se está haciendo un buen trabajo en cuanto a las campañas de comunicación para concienciar a la sociedad sobre los beneficios de estar físicamente activo, no solo para reducir el riesgo de padecer cáncer, sino también frente a otras patologías, como los accidentes cardiovasculares, la diabetes, la salud mental, etc. Sin embargo, en muchas ocasiones parece que los resultados no se aprecian.
Gracias al acceso a redes sociales, la prensa y los eventos deportivos, se puede llegar a muchísima gente de distintas franjas de edad. No obstante, considero que, para lograr mejores resultados en la adherencia a la práctica deportiva o a la actividad física, el objetivo debería ser concienciar desde una edad temprana sobre la importancia de mantener un estilo de vida saludable y activo, así como de los riesgos de no hacerlo. Estos niños serán los padres del futuro y podrán dar ejemplo a sus descendientes.
En este sentido, desde GEICAM llevamos a cabo diversas acciones de comunicación dirigidas a los pacientes y a la sociedad en general, a través de nuestra página web (geicam.org), infografías y videos en nuestras redes sociales (Instagram, X, Facebook, LinkedIn, Youtube), artículos sobre ejercicio en nuestra revista GEisalus, campañas de concienciación y charlas para asociaciones de pacientes. De esta manera, se pretende proporcionar herramientas a los pacientes y concienciar sobre la importancia de mantenerse físicamente activos una vez diagnosticado el cáncer.
Dentro de estas acciones destacar nuestra campaña “Yo Doy Duro por Ellas y Ellos”, que cuenta con el aval del Consejo Superior de Deportes (CSD), la Asociación del Deporte Español (ADESP) y las principales asociaciones de pacientes y en la que colaboran distintas federaciones deportivas. La campaña tiene como objetivo la concienciación sobre el papel del ejercicio físico en la prevención del cáncer de mama y durante el proceso oncológico y visibilizar el impacto de la investigación en la mejora de la atención de los pacientes con este diagnóstico. Yo Doy Duro Por Ellas y Ellos hace hincapié en que cada minuto cuenta, invitando a la población a donar minutos de investigación, los cuales se traducirán en mejores diagnósticos y tratamientos más precisos e individualizados.
Por otra parte, el Simposio de Ejercicio & Cáncer + Alimentación celebra este año su cuarta edición y arranca con la mesa de debate “Ejercicio físico y alimentación en la etapa previa al diagnóstico del cáncer. La prevención primaria”, en la que usted participa como ponente ¿Qué aspectos concretos se abordarán?
En esta primera mesa conoceremos la evidencia existente sobre la reducción del riesgo de padecer distintos tipos de cáncer, los datos sobre los niveles de sedentarismo en España y debatiremos cómo reducirlos. También abordaremos un tema tan relevante como comprender los roles y mecanismos moleculares que permiten que el ejercicio físico reduzca el riesgo de padecer cáncer. Esta primera mesa, al igual que todas las demás, se basará en las últimas novedades y publicaciones científicas, por lo que creo que es una excelente manera de comenzar el simposio y entender desde el principio la importancia del ejercicio a lo largo de todo el proceso, incluso desde antes del diagnóstico.
¿Por qué es importante la celebración de eventos formativo-divulgativos como el IV Simposio impulsado por Educa-Med y la Fundación Fidys? ¿Qué aporta este encuentro a los profesionales?
Creo que es un evento que reúne a expertos de referencia en nuestro ámbito, y tener la oportunidad de compartir espacio e impresiones con colegas de distintos puntos del territorio nacional es todo un lujo. El objetivo también es llegar a puntos en común y poner al paciente en el centro de nuestro trabajo, ya sea desde la investigación, como es mi caso, o a pie de campo, durante el entrenamiento continuo del paciente.
Además, considero muy positivo que compañeros que no tienen la oportunidad en su día a día de compartir un espacio común o de tener contacto directo con clínicos, como oncólogos de referencia, puedan aprovechar este foro para intercambiar impresiones y crear proyectos conjuntos.
¿Cómo visualiza el futuro de la incorporación del ejercicio físico en la atención oncológica, y qué cambios considera necesarios para mejorar su implementación?
Un esfuerzo que hay que agradecer en este sentido es el que está llevando a cabo la Sociedad de Oncología Médica (SEOM) y su Grupo de Trabajo SEOM de Ejercicio y Cáncer, coordinado por la Dra. Blanca Herrero. En 2019, se publicó el posicionamiento de SEOM sobre ejercicio y cáncer, referente a nivel nacional. A inicios de este 2024, se lanzaron dos infografías que ofrecen recomendaciones prácticas a los oncólogos, basadas en la evidencia científica, para optimizar la realización de ejercicio físico en pacientes con cáncer y derivarlos al medio asistencial adecuado. Este es un primer paso muy relevante para que, en un futuro, espero que cercano, se puedan incorporar programas de ejercicio físico individualizados para cada paciente (ya sea con entrenamientos grupales o individuales) al mismo tiempo que se concreta el tratamiento, en cuanto se determina el diagnóstico.
En paralelo, la labor de Grupos cooperativos como GEICAM en el desarrollo de proyectos de investigación que evidencien cómo el ejercicio físico impacta en la mejora de los efectos secundarios de los tratamientos oncológicos o en los resultados en salud de los pacientes con cáncer, en concreto, en cáncer de mama, o en conocer la adherencia de estos pacientes a la actividad física, es fundamental para que se pueda avanzar en la incorporación de programas de ejercicio físico a nivel asistencial dentro de los centros sanitarios que conforman nuestro Sistema Nacional de Salud.
Pero esto no es posible sin una financiación estable que nos permita poner en marcha estos proyectos de investigación, denominados académicos, con los que queremos dar respuesta a necesidades no cubiertas como las que abordamos en GEICAM a través del Programa de Ejercicio Físico en Oncología, que coordino. Por otro lado, como mencioné anteriormente, es importante seguir formando a los especialistas en ejercicio para cubrir la demanda y ofrecer más opciones a la hora de derivar a los pacientes, de modo que puedan realizar un entrenamiento que sea eficaz y, sobre todo, seguro. En resumen, creo que el futuro es muy prometedor y no debemos olvidar nunca que el trabajo multidisciplinario es imprescindible, y que trabajamos por y para las personas.
clínicos y son cada vez más conscientes, pero tenemos que seguir profundizando.