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Una visión práctica del tratamiento quirúrgico de la litiasis

Los doctores Ramón Cansino y Juan Antonio Mainez preparan un curso de EDUCA-MED sobre las últimas tendencias en cirugía para esta enfermedad urológica que afecta a un porcentaje significativo de la población
Ramón Cansino Juan Antonio Mainez
Los doctores Ramón Cansino y Juan Antonio Mainez, del servicio de Urología del Hospital La Paz en Madrid.

La litiasis es una de las tres afecciones urológicas más frecuentes, con una incidencia que roza el 15%. Ramón Cansino, jefe de sección de Endourología y Litiasis en el Hospital La Paz de Madrid, y Juan Antonio Mainez, adjunto del servicio de Urología en ese mismo centro, abordarán en un próximo curso de EDUCA-MED el tratamiento quirúrgico de esta enfermedad desde una perspectiva práctica. La sesión contará además con la participación como profesorado de profesionales del más alto nivel.

¿Cuáles son los puntos fundamentales que se tratarán en este curso?

JUAN ANTONIO MAINEZ: El curso muestra el abordaje quirúrgico en el tratamiento de la litiasis de una manera práctica, con trucos y consejos. En el caso de la cirugía percutánea, presentamos las dos formas en que hay que hacerla, decúbito supino o decúbito prono, e intentamos ver qué ventajas e inconvenientes tiene cada una de las posiciones para esa cirugía en concreto. Antes, en la primera parte del curso, ya habremos hablado de la ureteroscopia. Aquí, en lugar de explicar trucos sobre una u otra posición, lo que se van a abordar son dos cosas que están cambiando el paradigma de la cirugía. Una es si realmente debemos usar o no las vainas de acceso lateral, que es uno de los instrumentos que se pueden utilizar en estas operaciones. Y la otra es el papel que está teniendo el empleo de material inventariable desechable. El apartado de ureteroscopia es internacional, con la participación de Jorge Gutiérrez-Aceves y Mariano González que son de Sudamérica y Estados Unidos, mientras que la sección sobre cirugía percutánea la presenta profesorado de España.

¿Qué conclusiones les gustaría que se llevaran los asistentes?

RAMÓN CANSINO: Es un aprendizaje en dos fases. Por una parte, la experiencia de cómo llevar a cabo determinadas técnicas quirúrgicas, que es un día a día muy importante en la mayoría de los centros de urología. Y por otra, adquirir un plus de dificultad en determinados procedimientos que tienen un extra de complejidad. Y esa experiencia la aportamos con profesorado de muy alto nivel.

J. A. M.: De la primera parte, la clave seria qué material necesito exactamente para realizar la ureteroscopia y cuáles son las tendencias actuales en este tipo de cirugía. En la segunda, las conclusiones que deberían extraer, dentro de la cirugía percutánea, son cómo realizarla y los pros y los contras de cada una de las posiciones para llevarla a cabo.

¿Cuáles han sido los avances más destacados en los últimos años?

J. A. M.: La miniaturización progresiva del instrumental nos permite ser cada vez menos invasivos y realizar cirugías con menor porcentaje de complicaciones. Por otro lado, la utilización de material de un solo uso puede quizá aumentar costes pero también nos facilita disponer de producto nuevo para cada paciente que es estéril y dará menor tasa de infecciones. En el tema de formación a residentes o a jóvenes urólogos esto también te proporciona un perfil de seguridad, ya que si los aparatos se rompen no tienen el coste de un material inventarial.

R.C: La ventaja con la reducción en el tamaño de los instrumentos es que no se pierde en capacidad operativa, pero se gana en una menor agresión para el paciente. Destacaría además una serie de avances tecnológicos que han venido de la industria como los ureteroscopios flexibles de un solo uso y un determinado grupo de láseres que te permiten ir más rápido y aumentar el rango de tratamiento de la patología.

¿Qué incidencia tiene la litiasis entre la población general?

J. A. M.: La litiasis es una enfermedad muy prevalente. Más del 10% de la población va a tener un cólico a lo largo de su vida, y con el paso de los años ese porcentaje está creciendo. Muchos de esos episodios van a acabar en cirugía. De hecho, en todos los hospitales del mundo que cuentan con urólogos, el número de cirugías de litiasis es casi igual o mayor que la cirugía oncológica, por ejemplo. En muchas ocasiones se operan más litiasis que tumores de próstata, vejiga y riñón. En los años 80 hemos pasado de una incidencia del 5% de la población a un 15% aproximadamente actualmente.

¿Cuáles son los principales factores de riesgo?

J. A. M.: Tiene múltiples causas. Puede ser por enfermedades genéticas o sedentarismo, pero fundamentalmente se debe a los cambios dietéticos.

R. C.: Es el hábito de vida, que nos lleva a una alimentación que no es del todo saludable, y una hidratación inadecuada. Se opta por líquidos que son más azucarados y carbonatados y también, al comer cada vez más fuera de casa por el trabajo, consumimos alimentos con un mayor contenido en sal. La gente confunde lo que es comida salada con comida sabrosa, y no es lo mismo. Ese aumento en la carga de sal más los carbohidratos y las bebidas carbonatadas al final facilitan la aparición de la litiasis. Lo vemos incluso en edad pediátrica, con los niños también, porque cada año nos llegan a La Paz más pacientes de edad temprana.

Hay personas que han recurrido a los suplementos de vitamina D como refuerzo contra el COVID. ¿El exceso puede provocar problemas de cálculos?

J. A. M.: Eso daría para un curso independiente. Se puede decir que hay dos enfoques sobre la litiasis: uno de ellos sobre la litiasis en sí, que es la resolución de una piedra que está provocando el dolor al paciente y es en lo que se centra este curso, en la técnica quirúrgica para solucionarla. Luego está el enfoque del paciente litiásico, porque es una enfermedad crónica y se le debe tratar como a los que sufren diabetes o hipertensión arterial. Ahí entraría el tema de la vitamina D, que es un regulador del metabolismo del calcio y debe administrarse en su justa media, sin pasarse ni quedarse cortos. Se encuadra en la prevención de recidivas, de la propia enfermedad, y sería otro curso completamente diferente.

¿Qué ventajas creen que supone el hecho de poder impartir y asistir a formaciones en formato online?

J. A. M.: Vengo ahora mismo del primer congreso presencial que hace la Asociación Española de Urología en dos años. El comentario general de todo el mundo era que ya teníamos ganas otra vez de vernos físicamente y poder compartir no sólo formación, sino una parte más lúdica y de debate que se pierde un poco en el formato online. Aunque eso es verdad, también es cierto que puede poner en juego la conciliación familiar. En mi caso, que acabo de ser padre de dos niños hace muy poco, el hecho de poder simultanear congresos online y presenciales me va a permitir llegar a muchos más de los que sé que ahora me puedo permitir. Por ello creo que es una herramienta que se ha explotado demasiado durante la pandemia porque no había otra opción, pero que también ha venido para quedarse. Muchos hemos visto ventajas en podernos conectar a ciertos cursos y eventos, porque no puedes asistir a todos de manera presencial. Son dos formatos que tienen que cohabitar.

R. C.: Es vital. Con las complicaciones de la pandemia, cada vez resulta más difícil pedir permisos para acudir a congresos o hacer estancias. El formato que nos queda es el online, que permite tener clases teóricas y vídeos que te solucionan la parte práctica. Además ofrece una flexibilidad que no interfiere con tu horario laboral, con lo que resulta una combinación muy buena. Amplía el número de gente al que se puede llegar, que no son ya sólo los que asisten sino los que tienen la opción de conectarse, y por eso da muchas facilidades.

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