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Ángela Río: “Una labor muy importante del fisioterapeuta es la educativa e informativa”

La presidenta de la Asociación Española de Linfedema y experta en terapia linfática y pacientes oncológicos participa el 23 de mayo en la I Jornada Internacional de Fisioterapia y Kinesiología Oncológica GIFKOH.
Ángela Río, presidenta de la Asociación Española de Linfedema
I Jornada Internacional de Fisioterapia y Kinesiologia GIFKOH
I Jornada Internacional de Fisioterapia y Kinesiologia GIFKOH

El linfedema es una dolencia crónica que afecta a entre 140 y 250 millones de personas en todo el mundo, según la Asociación Española del Linfedema. Se produce por la acumulación de líquido linfático en el intersticio (espacio entre tejidos y órganos). Hablamos de linfedema primario cuando no existe una causa aparente y de linfedema secundario cuando está asociado a un daño específico en el sistema linfático. Este último caso tiene una amplia prevalencia en las enfermedades tumorales y sus tratamientos. 

La doctora Ángela Río, presidenta de la Asociación Española de Linfedema y experta en terapia linfática y paciente con cáncer, participará el próximo jueves 23 de mayo en la I Jornada Internacional de Fisioterapia y Kinesiología Oncológica GIFKOH, organizada por Educa-med. 

El encuentro, dirigido a profesionales sanitarios que desarrollan su trabajo en el área oncológica, analizará la contribución de la fisioterapia especializada. También servirá de puente para el intercambio de experiencias y conocimientos entre expertos hispanoparlantes. 

Educanews.- El linfedema es una afección habitual en pacientes enfermos de cáncer de mama, pero no es exclusiva de esta enfermedad oncológica, ¿junto a qué otro tipo de tumores puede asociarse?

Ángela Río.- Se puede desarrollar el linfedema como consecuencia de la cirugía en los ganglios linfáticos y/o del tratamiento de radioterapia aplicado a cualquier tumor y en cualquier parte del cuerpo. Por ejemplo: linfedema en la cara tras un cáncer de cabeza y cuello, o en las piernas o en la zona genital tras un cáncer ginecológico o urológico; o en la espalda, tras un melanoma en la espalda, o linfedema en “X” parte del cuerpo tras sarcoma en esa “X” región. Sin duda, el más conocido es el linfedema secundario en el brazo tras el cáncer de mama, y es el más conocido por ser esta neoplasia una de las más prevalentes. 

Educanews.- Aunque se ha avanzado mucho, desde los colectivos de pacientes se reclama un mayor foco en la detección precoz. ¿Cómo se puede intervenir para mejorar los procesos en esta línea?

Ángela Río.- Para mejorar el diagnóstico precoz, lo más importante es conocer qué es el linfedema y cuáles son los principales factores de riesgo. En el caso del linfedema relacionado con el cáncer o también llamado secundario, los pacientes a los que en la cirugía oncológica haya que extirpar los ganglios linfáticos y/o vayan a tener que realizar un tratamiento con radioterapia deben saber que ya poseen dos factores de riesgo para padecer linfedema. Por ello, deben estar informados y haber entendido cuáles son los primeros síntomas, sensación de pesadez, hinchazón, marcas de la ropa en la piel (fóvea), etc. Y ser conocedores de que existe tratamiento preventivo para el linfedema y que son los fisioterapuetas los profesionales especializados en su abordaje. 

Educanews.- No hay una cura definitiva para el linfedema, pero cada vez existen más tratamientos para tratar sus efectos. ¿Cuál son las principales aportaciones desde el ámbito de la fisioterapia?

Ángela Río.- El linfedema a día de hoy no tiene cura, pero sí tratamiento. Y cuanto antes se inicie, mejor. La fisioterapia para tratar el linfedema empieza en el postoperatorio inmediato con la información y formación al paciente para su prevención o tratamiento precoz. Su tratamiento consiste en terapia descongestiva compleja que incluye: drenaje linfático manual, vendajes y prendas de compresión-contención, ejercicios y cuidados de la piel. Además de educación terapéutica e información necesarias para una posterior adherencia al tratamiento. 

Educanews.- Hablamos de tratamiento, pero también de prevención. ¿Qué importancia tiene y cómo puede determinar la evolución de la sintomatología?

Ángela Río.- La prevención es lo más valioso. Una labor muy importante del fisioterapeuta es la educativa e informativa. El linfedema es crónico y evolutivo, y una vez que aparece, puede estar muy bien y muy controlado pero el paciente tiene que saber autogestionarlo. El éxito en el tratamiento de las patologías crónicas reside en la autogestión del paciente que es quien convive con su problema cada día y quien mejor lo conoce. Pero los pacientes tienen que tener las herramientas a su disposición para poder hacerlo bien. Y somos los fisioterapeutas, en parte, responsables de este empoderamiento con los médicos rehabilitadores bajo mi punto de vista.

Educanews.- ¿Están suficientemente integrados los fisioterapeutas en los equipos interdisciplinares de atención al paciente con cáncer?

Ángela Río.- Depende de los centros. En oncología, a día de hoy y hasta donde conozco, hay muy pocos servicios que cuenten con fisioterapeuta en el equipo interdisciplinar. De manera puntual sí existen algunos hospitales con unidad de linfedema, pero sobre todo para abordar el linfedema como secuela, o para hacer prevención; pero no se cubren otras muchas secuelas que sí abordamos, por ejemplo, desde la atención privada y que tienen evidencia científica. En la sanidad pública hay mucho que avanzar para que el fisioterapeuta forme parte del equipo de atención al paciente oncológico y, sobre todo, de manera precoz o incluso, desde el momento del diagnóstico con la prehabilitación. 

Educanews.-  La comunicación entre los fisioterapeutas oncológicos y otros especialistas médicos es clave en el éxito de los tratamientos. También el intercambio de conocimientos y experiencias de profesionales de otros países. ¿Cómo contribuyen este tipo de encuentros a establecer vínculos de colaboración?

Ángela Río.- Este tipo de eventos ayudan a conocer las formas de trabajo en distintos países, nos permite compartir conocimientos y experiencias, enriqueciendo nuestra práctica clínica y desarrollando protocolos más efectivos y adaptados a nuestros pacientes. Sin duda, es una oportunidad de aprendizaje bilateral que además nos fortalece en ámbitos como la investigación y en la creación de políticas de salud que respondan mejor a las necesidades de los pacientes oncológicos. En este caso concreto, conocer la experiencia de otros países en los que ya se ha establecido la especialidad en fisioterapia o kinesiología oncológica y su regulación, es decir que nos llevan ventaja, también nos ayuda a aprender, regular y facilitar nuestro camino en España en esa dirección que tanto ansiamos (hacia la especialización regulada) los que llevamos años trabajando en este ámbito. 

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