Cristina Sánchez: «Cuanta más masa muscular pierda un paciente de cáncer, peores serán su pronóstico y evolución»
La oncóloga médica del Hospital de Guadalajara es la coordinadora del III Simposio de Ejercicio & Cáncer + Alimentación que tendrá lugar el próximo 28 de octubre
ÁNGEL SALGUERO
Cristina Sánchez, oncóloga médica en el Hospital de Guadalajara, es defensora de la oncología integrativa, que complementa los tratamientos habituales del cáncer con la nutrición, la psicología y el ejercicio físico. Precisamente, esta doctora será la encargada de coordinar el III Simposio de Ejercicio & Cáncer + Alimentación que tendrá lugar este 28 de octubre en formato online y presencial en la Universidad Europea de Alcobendas (Madrid).
PREGUNTA.— ¿Cómo definiría la oncología integrativa?
RESPUESTA.— Creo que es necesario definirla muy bien porque se suele asociar con otros conceptos como la oncología alternativa, y la oncología integrativa en realidad no es ninguna alternativa a la oncología tradicional. Consiste en integrar otros aspectos muy importantes y relevantes para garantizar una buena evolución del paciente y que todo se haga al 100%, combinando las estrategias de tratamiento de quimioterapia, radioterapia o inmunoterapia con otras tan primordiales como son la nutrición, el ejercicio y la psicología. Son tres pilares muy importantes porque está más que demostrado —y lo respalda la evidencia científica— que un buen soporte nutricional, una buena actividad física y un buen manejo del estrés y de las afectaciones psicológicas favorecen una correcta evolución de la enfermedad y, sobre todo, forman parte del tratamiento. Es decir, que no estaríamos haciendo las cosas al 100% si no lo hiciéramos de esta manera integrativa.
P.— ¿Cree que los pacientes deberían tener un papel más activo en el proceso de su enfermedad?
R.— Claro. Además, estos tres pilares que he mencionado muchas veces dependen del propio paciente. Aunque deba existir un asesoramiento y unos profesionales que le indiquen lo que hay que hacer, ellos también sienten que participan de la enfermedad. Es algo que durante toda mi carrera he visto que demandan muchísimo, porque se trata de una enfermedad muy compleja y ellos buscan información para poder colaborar y lograr que el tratamiento sea aún más eficaz. Pero en vez de dejar que lo hagan por su cuenta, tenemos que asesorarles para que pongan en práctica aquello que de verdad tiene evidencia y les va a funcionar. Esto les empodera, les hace más partícipes de la enfermedad y genera un vínculo entre el médico y el paciente que hace que todo salga mejor, que haya más adherencia al tratamiento y que psicológicamente estén mejor.
P.—El Simposio de Ejercicio y Cáncer llega este año a su tercera edición. ¿Piensa que puede servir como un foro de divulgación, no sólo para los profesionales sino también para los pacientes?
R.— Sí, de hecho creo que resulta bastante interesante plantear congresos donde esa relación médico paciente también se vea expuesta, porque al final es una enfermedad en la que estamos participando los dos. Yo estoy muy acostumbrada a ir a congresos en los que sólo hay médicos para hablar de los nuevos fármacos y de las nuevas líneas de tratamiento. Pero en realidad eso también tendría que incluir todas estas estrategias de nutrición, de ejercicio y de psicología. Y si los médicos tenemos que poner en práctica las nuevas líneas de tratamiento, los pacientes también tienen que cumplir con lo que se les va a indicar. Por lo tanto sería muy interesante adaptar el lenguaje y conseguir que los pacientes puedan asistir este tipo de congresos, que pueden ser de interés incluso para la población general. Porque el cáncer es una enfermedad que ataca cada vez a más gente.
P.— ¿Qué destacaría del programa de esta edición?
R.— Me parece muy completo e interesante. Los oncólogos necesitamos formarnos en este tipo de prácticas, sobre las que nunca nos han informado. La oncología en concreto — igual que otras muchas especialidades médicas— es muy farmacológica. Yo digo muchas veces, quizá de forma un poco despectiva, que nos estamos volviendo quimio terapeutas y es que tenemos que seguir formándonos en la medicina con todas sus ramas. Y eso incluye otros aspectos que no son fármacos. Como suele decirse, si el ejercicio fuera una píldora o la nutrición pudiera funcionar a base de suplementos y de pastillas, yo creo que sería más fácil integrarlo pero, claro, esa no es la realidad. Que nosotros y los pacientes tengamos que aprender me parece algo muy constructivo y muy bonito para construir un proyecto oncológico común desde este punto de vista del ejercicio de la alimentación.
P.— ¿Una de las conclusiones que deberían salir de este simposio, entonces, sería la necesidad de desarrollar un trabajo multidisciplinar con los pacientes?
R.— Totalmente. Pero multidisciplinar desde un punto de vista muy amplio, incluyendo a muchos profesionales que no son médicos y que van a tomar parte en la evolución y el tratamiento del paciente: nutricionistas, preparadores físicos, psicólogos, médicos, estéticos. Y también contando con los pacientes y las familias, que son los que sufren la enfermedad de primera mano y que también tienen que saber qué se les está poniendo y qué pueden hacer ellos.
P.— ¿Cómo se convence a los pacientes de que hagan ejercicio?
R.— Con los pacientes que no han hecho ejercicio nunca, hay que animarles y explicarles que precisamente la falta de actividad física puede favorecer el desarrollo de muchas enfermedades y provocar que, cuando tenga una enfermedad, las cosas no salgan tan bien. Cuando se le informa bien al paciente sobre esto, la mayoría de ellos quieren participar y hacer ejercicio en la medida de lo posible. Y obviamente, si nunca lo han hecho antes, hay que proceder de manera progresiva. Pero yo creo que lo que más les puede tranquilizar es que sea un profesional quien se lo prescriba. Yo como médico puedo decir muchas cosas, pero no sirvo para motivarles porque dudo, tengo que buscar información o echar mano de compañeros. Entonces, si es un profesional del ejercicio físico quien les explica las cosas y les motiva a cambiar los hábitos sedentarios, en la mayoría de ocasiones hay una adherencia muy buena. Al final no es tan difícil convencerles, pero si participa algún profesional del ejercicio físico resulta mucho más sencillo.
P.— ¿Cómo se miden los beneficios de la actividad física?
R.— El ejercicio es salud desde el punto de vista global, a nivel cardiovascular y a nivel psicológico, y esos son beneficios que todos conocemos. Pero hay un factor muy importante en oncología que es el músculo. La masa muscular es el principal factor en el pronóstico sobre la evolución de un cáncer: cuando la enfermedad empieza a debilitar al paciente y pierde masa muscular, cuanto mayor sea esa pérdida, peor serán el pronóstico y la evolución. Y ya no es sólo que la eficacia del tratamiento vaya a ser menor, sino que los efectos secundarios también van a ser peores. Y esto sucede porque a nivel metabólico el músculo tiene una función muy importante como regulador de muchísimas actividades del organismo y, sobre todo, del metabolismo energético, para que ese paciente pueda afrontar la enfermedad. Pero también regula dos sistemas muy importantes en oncología que son el sistema inmune y el endocrino. El sistema inmune protege ya no sólo de infecciones sino también del desarrollo de enfermedades oncológicas y el sistema endocrino regula a nivel hormonal muchísimos cánceres que son hormonodependientes. Por lo tanto, tener una buena masa muscular y un buen equilibrio a nivel físico resulta fundamental.