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Silvia Jiménez: “Es imprescindible hablar de investigación, pero también es muy importante para los niños la humanización de los hospitales”

La responsable de comunicación de la Fundación Juegaterapia destaca que el juego y la transformación de los espacios dentro de los centros reducen el estrés y contribuyen a aliviar el dolor de los tratamientos para los pacientes pediátricos
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Silvia Jiménez, responsable de comunicacion de Juegaterapia.

ÁNGEL SALGUERO

“Los hospitales generan mucho estrés a los niños”, asegura a Educa-News Silvia Jiménez, responsable de comunicación de la Fundación Juegaterapia. Desde su nacimiento en 2010, esta iniciativa ha reformado y rehabilitado espacios dentro de los hospitales a fin de convertirlos en lugares más acogedores para los pacientes pediátricos y también les ha facilitado consolas para jugar y llenar las largas horas de los tratamientos. Juegaterapia será una de las fundaciones presentes en la jornada ‘360ª en oncología pediátrica’ que se celebra este 8 de junio bajo la dirección del doctor Luis Madero.

PREGUNTA.— ¿Cuándo y en qué circunstancias nace la fundación?

RESPUESTA.— La Fundación Juegaterapia nace en torno a 2010 cuando Mónica Esteban, que es la fundadora, dona una PlayStation al hijo de una amiga de una compañera suya de trabajo. Este niño, que se llama Aaron, estaba recibiendo tratamiento de quimioterapia en el hospital. Mónica tenía una consola que no utilizaba y pensó que, si el peque se aburría, seguro que con ella podría entretenerse y pasarlo mejor. Así que decidió donársela. Cuando vio que realmente esto funcionaba y que Aaron había mejorado, se le ocurrió que podía haber más personas que tuvieran consolas en su casa que nadie utilizaba. Entonces envió un mail a sus compañeros de oficina diciendo que intercambiaba desayunos por consolas. El primer día apareció una, luego dos, tres y cada vez más. Junto a Valle Sallés, que es la vicepresidenta de la fundación, empezaron a ver que realmente la gente donaba consolas, que los peques disfrutaban y que sentían menos dolor durante los procesos de quimioterapia mientras jugaban con videojuegos. Ahí es cuando nace la idea de Juegaterapia y va creciendo poco a poco hasta conformarse en fundación, con Mónica como presidenta y Valle como vicepresidenta. Las dos comenzaron a ir cada viernes a los hospitales a ver a los niños y a entregar videoconsolas. A raíz de lo que ellas iban viendo se dieron cuenta de que realmente sí, que la quimio jugando se pasa volando. En ese contexto nació la idea de hacer un estudio junto con el Hospital de La Paz, en el que se mostraba que realmente sentían menos dolor al estar jugando porque estaban entretenidos y de hecho diversos, como el doctor Juan Casado, recomiendan el juego y dicen que puede ser tan importante como cualquier medicina.

P.— Desde ese momento inicial, ¿qué proyectos han desarrollado?

R.— Cuando Mónica y Valle comienzan a ir por los hospitales cada viernes comprueban cuáles son las necesidades no sólo de los niños o las familias, sino también de los propios centros. Ven que existen salas en desuso y deciden darle una vuelta a esos espacios. Así nace el proyecto el Jardín de mi Hospi, y el primero se lleva a cabo en la azotea del hospital La Paz. Ese espacio, que no se utilizaba, se convierte en un jardín con esas setas mágicas que se divisan tanto desde el cielo como cuando pasas con el coche o andando por los alrededores del centro. Es como un mundo mágico porque de repente el hospital se transforma y se llena de color. Posteriormente se van desarrollando otros proyectos, como el de convertir en cines algunas salas que están vacías para que los niños que no pueden ir —porque están inmunodeprimidos o pasan largas estancias ingresados— tengan la posibilidad de ver películas de estreno y pasar una tarde como las que disfrutaban antes con sus padres o sus amigos los fines de semana. Además, están también las salas de aislamiento que se transforman en estaciones lunares para que los peques que tienen que estar tanto tiempo ingresados y no pueden tener casi ni contacto con sus padres, vivan una experiencia que no sea el haber estado un mes solos en una habitación de hospital. Porque entonces esa habitación puede ser una estación lunar y ellos, astronautas viviendo aventuras. Después hay otros proyectos más pequeños para redecorar algunas zonas y, por ejemplo, en Navarra lo último que hemos creado es ‘Como Pez en el Hospi’, una transformación del espacio de oncología en un fondo marino. También, en Madrid, hemos colaborado con el Hospital Niño Jesús, que está justo enfrente del Parque del Retiro. Los niños lo ven desde las ventanas pero no pueden disfrutarlo, así que lo que hemos hecho es una transformación prácticamente integral de los espacios para convertir el propio hospital en El Retiro. Cuando van por los pasillos tumbados en la camilla mirando al techo, no ven las típicas baldosas de pladur. Lo que ven son árboles, porque hemos recreado la arboleda del parque. También está el Palacio de Cristal, la Casa de Fieras, y otros detalles como la parte de la Feria del Libro, todo interactivo. Ahora, de hecho, estamos con los últimos detalles para poder inaugurar nuestro último jardín, que es justo también en este hospital en el Niño Jesús.

P.— Después de todas estas iniciativas, como comentaba, ¿han podido constatar beneficios objetivos para los niños ingresados?

R.— Los hospitales generan mucho estrés a los niños porque se trata de un lugar que no conocen. Son pequeños, les están sacando de su casa y separándoles de toda su familia, y constituye una situación muy violenta para todo su entorno, pero ya sólo gracias a la decoración, que hace que sea un entorno más amable, se les reduce el estrés porque no están pendientes de si va a venir alguien o quién va a venir o qué va a pasar. Por ejemplo, en la sala de espera del TAC, antes de entrar, se les explica qué es un TAC. Hay radiografías de animales para que ellos vean cómo son por dentro y sepan qué es lo que les van a hacer. Con todo esto se va reduciendo ese nivel de estrés que experimentan.

P.— ¿Por qué piensan que jornadas como la de 360º de Oncología Pediátrica son importantes? ¿Creen que puede ayudar a concienciar a la sociedad?

R.— Sí, por supuesto. Este tipo de jornadas permiten que se den a conocer las enfermedades y las necesidades de quienes las sufren. Abordar la oncología pediátrica desde un punto de vista global es muy necesario para la sociedad, porque podemos pensar que ahora no nos afecta, pero tal vez mañana sí. Ojalá nunca a nadie detectaran una enfermedad, y cada vez hay más investigación, más cura y más prevención, pero es importante saber lo que viven los niños. Creo que la pandemia fue una cura de humildad: Estuvimos todos encerrados, algunos con más suerte, otros con menos, en nuestras casas y llegaba a un punto que se convertía en algo muy tedioso. Pues eso es lo mismo que les pasa a los niños cuando les ingresan. La diferencia es que cuando eres un adulto puedes llegar a entenderlo, mientras que si eres un niño y te arrebatan unas libertades que hace un momento tenías y que ahora pasas a no tener porque sí, no entiendes nada.

P.— ¿Qué temas cree que deberían figurar entre los más importantes durante este simposio?R.— Pienso que es imprescindible hablar de investigación, por supuesto, porque sin la ella no se puede avanzar. Pero también es muy importante la humanización, que es uno de nuestros fuertes, porque al final con ella lo que hacemos es acompañarles durante el proceso hasta que se encuentren curas. E incluso, una vez que ya existan esos tratamientos, la humanización lo que consigue es que el entorno donde se desarrollan sea más amable y más cercano para todos los pacientes, ya no sólo en pediatría sino también como adultos. Resulta mucho más amable entrar en un entorno con colores que te ayudan a relajarte que en un sitio que te dé la impresión de que se va a caer a pedazos en cualquier momento.

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